domingo, 29 de abril de 2012

SAT: un expediente a resolver y una multa que pagar



SAT: un expediente a resolver y una multa que pagar


Edwin Rolando García Caal

En el pasado próximo reciente se me ocurrió comprar un vehículo. Nada novedoso, dirán algunos. Eso sucede más veces por segundo que lo que uno hace al respirar. Pues bien, así sucedió. Decidí ahorrarme el pago de un tramitador debido a experiencias ajenas. Me contaron de tramitadores que piden a los propietarios Q146, llenan un formulario (Q1), pagan en BANRURAL (Q120), sacan la solvencia de la MUNI (Q25) y entregan dicha papelería a los nuevos propietarios cobrándoles Q600 por sus servicios, para que cada uno continúe con el trámite. En otras palabras estafan a la gente y sin embargo se les ve todos los días en el mismo negocio. A la SAT esto no le interesa porque sucede fuera de sus oficinas. Esos son los malos tramitadores, porque los otros cobran Q800 y entregan la papelería ya resuelta. El asunto es cómo diferenciar a los buenos de los malos.

Yo como una persona estudiada pensé: El trámite es fácil y no amerita el pago de los Q800. A buen entendedor pocas palabras. Así que en el mes de noviembre decidí pedir permiso en mi trabajo para realizar tan aventurado trámite. Como era el tiempo de la nueva tarjeta de circulación las colas se veían interminables, pero eso hacía obligatorio el traspaso del vehículo sobre todo porque quien me lo vendió había extraviado el título de propiedad. Así que madrugué y a las 6 de la mañana ya estaba allí. Sin embargo, alrededor de unas 300 personas delante de mí me demostraron que debí madrugar un poco más. Eso realmente era un caos. Pasé todo el santo día entre sentado en el suelo y parado. Cuando observé en el reloj que eran las 16:45 supe que era imposible seguir esperando. Ese fue mi primer intento fallido de un trámite en la SAT. Terminé pagándole a un abogado Q800. En el mes de enero de este año me entregó todo. Bueno, eso creí, pero en realidad lo que me entregó fue el nuevo título endosado a mi nombre y la nueva tarjeta de circulación pero a nombre del anterior propietario.

El viernes 20 de abril de 2012 decidí hacer mi segundo intento. Consulté la página de internet (portalsat.gob.gt). Allí hay un link que señala el procedimiento para traspaso de vehículos persona individual. Documento 1: Formulario SAT 203. Documento 2: Original y fotocopia de formularios SAT 820 para pagar Q60 y Q60. Documento 3: Haber pagado el impuesto de circulación del año. Documento 4: Llevar título de propiedad endosado por notario. Documento 5: Presentar tarjeta de circulación original. Documento 6: Solvencia de EMETRA. Documento 7: cédula original y fotocopia. Eso no me quedó tan claro, sobre todo por la nueva Ley 4-2012 que modifica los procedimientos de compraventa de vehículos.
Decidí llamar al 1550 para ampliar la información. Me hicieron esperar tres minutos pero al fin respondieron. Pregunté proporcionando los datos del vehículo y me dijeron que debía pagar Q500 de IVA, Q60 de traspaso, Q60 del nuevo título  y una multa por no haber hecho el traspaso en los 30 días reglamentarios. Pregunté de cuanto era la multa para pagar de una vez. Me dijeron que primero fuera a la SAT a la ventanilla de cobranzas, ya que tenía que llenar un formulario SAT 0811 y pagar en el banco. Asimismo me dijeron que tenía que tener pagado el impuesto de circulación de este año en la agencia más cercana a una oficina tributaria y actualizar mi RTU. Afortunadamente, de la vez anterior tenía un formulario SAT 15 para la actualización del RTU.

Fui a la SAT con el siguiente plan. Entrar. Actualizar mis datos. Pedir la multa, ir al banco, pagar todo, hacer la cola de traspaso de vehículos y listo. Llegué a las 7:30 a la SAT de Galerías del Sur. Afortunadamente no había mucha cola, si mucho era de unas 20 personas. De todos modos pregunté a un agente de seguridad que cuida la puerta de la SAT. Me señaló un escritorio para información de vehículos. Así que me situé justo en la puerta para iniciar la ejecución de mi plan. Tenía en mi poder un expediente por resolver y la claridad de que tenía una multa que pagar. Entré a consultar al escritorio de información de vehículos, el señor que me atendió me dio un listado de requisitos y un formulario SAT203, me recordó que tenía que pagar 100, 60 y 60. Le pedí un formulario para la multa y si me podía decir el monto. Me señaló una cola para solicitar formularios y me dijo que para saber el monto de la multa tenía que preguntar en el escritorio de cobranzas. Había unas 30 personas haciendo cola para comprar formularios y el paso estaba demasiado lento. Al fin llegué, pedí el formulario de multas pero la señorita que atiende me dijo que allí no lo daban. Tenía que pedirlo en cobranzas. ¡Hice cola por gusto! Me mandaron a hacer la cola fuera de la SAT, para poder pedir un número y que me atendieran en cobranzas. Por lo menos la señorita que vende los formularios me recomendó pedir dos números: uno para actualizar datos y otro para pasar a cobranzas por el cálculo de la multa.

Hice una cola de unas 25 personas. Llegué hasta el lugar en donde se dan los números electrónicamente. Pedí los dos números y la señorita que los entregaba me dijo que tenía que escoger, porque sólo daban un número por persona. ¿Actualizar mis datos o ir a cobranzas? Escogí actualizar datos. Me dieron el número A135. Al entrar hay un salón gigante con cien sillas en el centro y muchas pantallas para que cada quien lea el número de la ventanilla a la que le corresponde pasar. Igual que en los bancos, se la pasa uno escuchando la frase: “el número A ciento treinta y cinco, pasar a la posición tres” Esa era la frase que necesitaba escuchar. Para pasar tuve que esperar un buen rato. Pero se llegó el momento. Escuché la frase de mi número, me levanté rápidamente y cuando había dado unos tres pasos de cinco, se escuchó la otra frase: “el número A ciento treinta y seis, pasar a la posición tres”. Llegué y me senté en el escritorio frente a una señora que realmente no inspira nada de confianza. Me preguntó, usted tiene el número 136, le expliqué que no, que tenía el 135 porque ese número había llamado primero. Me dijo, si no tiene el número 136 hágame el favor de retirarse. Usted tenía que estar atento a su número. Le expliqué que sólo esperó 10 segundos para llamar al otro número, para eso ya estaba una dama con el número 136 a la par mía. De la forma más grosera que se puedan imaginar me mandó a la calle. No usó malas palabras, pero como si las hubiera dicho. El error fue claramente de ella porque le ha de temblar la mano y pulsó dos veces la llamada. Me sentí humillado, como me iba a decir que soy lento si estaba sólo a cinco pasos de ella y ni siquiera me dio tiempo de llegar. ¡Qué le pasa! Acaso no sabe que gracias a los impuestos que nosotros pagamos es que ella tiene para comer. Si llegara el momento en el que nosotros los contribuyentes cansados de ser maltratados nos pusiéramos en rebeldía tributaria todos a la vez, veríamos como esa vieja cabrona se estaría muriendo de hambre. Perdón por las palabras, pero eso fue realmente humillante.

Fui directamente a donde dan los números y pedí otro, explicando que se me había pasado. Me dieron el número A203. Sentado pensaba, como es que uno termina aquí, con todos los estudios, puestos importantes y logros profesionales propios, a merced de lo que una persona sin cultura y abusiva le pueda decir. Afortunadamente me senté lejos de las sillas del centro porque pude observar otro altercado. Según dijeron era el supervisor. Un fulano que empezó a ordenar a la gente de las sillas del centro según su número, para que ocuparan las sillas y se fueran corriendo cada vez que llamaban un número, eso me pareció ridículo. Paró a toda la gente y les empezó a decir, aquí el número 140, aquí el 141,… ¿Qué le pasa? Decía para mí. ¡No importa en donde estén sentados, igual su orden saldrá en la pantalla! Cuando gritó mi número, yo me hice el loco. Pero pude observar a un profesional muy honorable que conozco. Un Licenciado que me dio clases en la Universidad, ya ha de rondar por los 65 años de edad. Estaba sentado de lo más tranquilo, cuando llegó el “supervisor” ¿Su número? Enseñó el 341. Hágame el favor de levantarse que allí no va ese número. El Licenciado le respondió, no se preocupe cuando salga en la pantalla yo me levanto. Hágame el favor de levantarse de allí. No puedo, estoy cansado señaló el profesional. Señor si no se levanta lo voy a tener que levantar a la fuerza. Tranquilo, yo estoy esperando mi número. ¡Hágame el favor y se sale de aquí! ¿Cómo así? ¿Lo está sacando de las oficinas de la SAT? ¿Lo expulsa porque no hace caso a su capricho? Se hizo un relajo, una gritazón de la gran diabla. El Licenciado se levantó, fue al dispensador de agua y tomó un vaso, disimulando que en realidad era otro el asunto que lo había obligado a levantarse. Volví a pensar. ¿Cómo es que uno termina aquí? Pero en realidad aún no sabía lo que me esperaba.

Luego de mucho tiempo, llegué a la ventanilla 4. Actualicé mi RTU y salí. Fui a pedir otro número, ¿Recuerdan? Un número para pasar a que me calcularan la multa. Me dieron el E424. Me fui a sentar de nuevo, a esperar la frasecita. Cuando llegué el señor que atiende preguntó ¿En qué le puedo ayudar? Le informé que tenía una multa por no haber hecho el traspaso a tiempo. Hizo otra pregunta: ¿Ya le establecieron la multa? Dije a eso vengo. Responde tiene que traer impresa una boleta de requerimiento denominada Anexo 5. Para eso debe ir a las ventanillas de vehículos pero debe haber pagado primero en el banco los montos fijos, porque la multa se aplica sobre el formulario SAT203 ya registrado por el banco, según los datos impresos por el banco. Me pareció lógico.  Así que salí y fui al banco. Hice cola, unas 10 personas. Pagué. Hice nuevamente cola desde afuera de las oficinas de la SAT porque los agentes de la puerta me dijeron que era obligatorio. Luego de 25 minutos llegué a la maquinita que emite los números. Ya no estaba la señorita que me atendió primero, ahora había un caballero. Me dio el número I307. Nuevamente sentado frente a los escritorios, esta vez esperé si mucho unos tres minutos. Me atendieron en la ventanilla 26, una señora. Me revisó el expediente y me dijo: tiene una multa. Una noticia importante ¿No creen? La multa es por no haber pagado diez días después de la compra el IVA. ¿Me puede decir de cuánto es la multa? No lo sé. Me imprimió un formulario ANEXO (5) y me dijo pase a Cobranzas para que le digan de cuanto es la multa. Fui con el mismo que me había atendido le dije vengo a que me calcule la multa y me dijo: ¿Tiene número? No, ya había venido aquí y fui a sacar la boleta de requerimiento. Tiene que sacar número, señor. ¿Otra vez? Señor si no trae número no lo puedo atender. ¡Esto ya me parece un jueguito que no me gusta jugar! Ya no salí, fui directamente a pedir el número a la maquinita. Me dieron el número E654. Me fui a sentar.

Con el paso del tiempo llegó mi turno. Calculó y me dijo su multa es de 51.5 el banco está a la vecindad. Salí, hice cola en el banco. Pagué. Regresé, le dije a los policías de la entrada que ya tenía número. Me dejaron entrar. Fui con la mujer de la ventanilla 26 esperé que se desocupara y pasé. Me dijo. ¿Tiene número? No señorita, usted se quedó con mi número. Señor si no tiene número no lo puedo atender. Todos están esperando a que les toque su número. Fui nuevamente a la maquinita  y pedí el número. Me dieron el número I391 avancé hasta las sillas y resulta que el número ya había pasado. Así son de eficientes.

Regresé a pedir otro número explicando que se me había pasado. Me dio el número I396. Me tocó en el escritorio 23. Al fin pasé. Un fulano revisó mi papelería. La arregló pero hacía caras como si todo estuviera malo. Preguntó: ¿Quién llenó el formulario SAT203? Le dije: Yo. ¿De dónde sacó esta fecha? Del endoso del certificado de propiedad. Esa no es, debe anotar la fecha en que la SAT emitió el certificado y no la fecha en la que se hizo el endoso. Por esto le tendré que poner una multa. Llenó un ANEXO 5 con el texto: Informe revisión de documentación y datos en sistema/boleta de requerimiento. Gestión traspaso. Mala consignación de datos en SAT 4053.  Fui a traer un número para cobranza. Tuve que escuchar un sermón del que da los números. ¡Esta es la última vez que le doy número, señor! ¡Usted está a cada rato sale que sale, se supone que ya debe traer toda su papelería revisada!  Fui al escritorio de cobranzas. Me dijeron su multa es de 15 quetzales. Fui al banco y pagué la multa. Luego fui a pedir otro número para pasar a vehículos. Me dijo, no le doy número. Yo le dije, tengo que pasar, necesito un número porque sólo me mandaron a pagar una multa. Me dijo. No. Debe esperar a que su número anterior salga en la pantalla. ¿Qué es esto? Un nuevo atropello. Ya estoy chino.

De lo más molesto fui al escritorio 23. Como el fulano no estaba me senté a esperar. ¡25 minutos! La señorita del escritorio 22 me dijo. ¿Cuál es el trámite que usted está realizando? Porque mi compañero probablemente ya no regrese. Pero si es un traspaso yo lo puedo atender luego de atender al señor que está aquí. ¡Gracias, por fin una persona amable! Pasé con ella, me revisó la papelería y me dijo: Señor, no le puedo aceptar la papelería. Porque la orilla izquierda de la fotocopia de su cédula no se ve y no lo acepta así la auditoría, además no viene la fotocopia de la pasta trasera de la cédula. Le dije que esa fotocopia nunca se pedía. Me dijo es necesario tener toda la cédula fotocopiada. Vaya a sacarle fotocopia y regresa directamente conmigo, no necesita pedir otro número. Fui corriendo al segundo nivel, hice una cola de 5 para sacar la fotocopia. Al volver estaba esperando a que ella se desocupara, pero resulta que el fulano del escritorio 23 regresó a su lugar.  Entonces me fui a sentar frente a su escritorio porque allí era que me estaban atendiendo inicialmente. Me ignoró, programó su computadora y llamó al siguiente número. Cuando llegó la otra persona me dijo, señor por favor ceda el asiento, yo a usted no lo he llamado, hágame el favor de irse a sentar a las sillas. El del ticket pasó. Mientras, la del escritorio 22 le dijo, pero a él lo estabas atendiendo. Él le dijo, sí pero ahorita no lo he llamado. Él debe esperar a que lo llame. Ella me dijo. No se preocupe señor, yo lo atiendo, sólo me desocupo. Bueno, ese gesto de amabilidad todavía me dio esperanza. Pero la actitud del otro fulano ¿qué le sucede? Acaso cree que soy tan tonto de no darme cuenta que está haciendo trámites de gente que no está en el lugar y que por eso llega a pegar tarjetas de circulación a la pantalla de su computadora y se ausenta de su lugar por ratos.

Cuando la señorita del escritorio 22 me atendió nuevamente revisó mi papelería. Y me dijo: Señor, lo siento mucho. Yo sé que lo hemos hecho venir varias veces pero no le puedo aceptar la papelería. En la computadora me aparece el nombre del vendedor como Simón y en el título de propiedad aparece como Semón. Le tendré que poner una multa. Llenó el ANEXO 5 con el texto: Multa omitir/consignar NIT erróneo, alterar u omitir datos en documentos, art. 94 numeral 2, CT última línea. Me lo entregó diciendo: pase sin pedir número allí a cobranzas, vaya detrás de esas tres personas que están haciendo cola sin número. En mi reloj eran las 16:52 ¡Estaban a punto de cerrar! Fui sin pedir número. Pero el de la ventanilla de cobranzas nos dijo a los tres que llegamos: por favor tienen que ir a pedir número como todas las demás personas. Yo le dije, ya no me van a dar número porque el que da los números me dio un ultimátum y dijo este es el último que le doy. Señor, haga el favor de ir a pedir número, sí le van a dar uno.  Le dije ya no me van a dar más números, he pedido demasiados. Disculpe señor pero si no trae número no lo atiendo.

Le supliqué. ¿Se imaginan? Le dije con toda la humildad posible: hágame el favor, ya sólo faltan 8 minutos para las 5 y parece que a las 5 cierran. Contestó de lo más tranquilo: Vaya a pedir un número por favor.  Fui a pedir el número y me dieron el E696. Me fui a sentar, con un desconsuelo y una frustración total. Me llamaron cuando eran las 5 con 04 minutos.

Al atenderme me imprimió un SAT 0811 con valor de 15 quetzales. Iba hacia el banco pero ya habían cerrado la puerta. Le dije al portero, un señor gordo con gafete de trabajador de la SAT que estaba en la puerta abriendo para que la gente saliera. Solo voy a pagar una multa y regreso. Me dijo si sale ya no entra. Entonces no salí. Regresé con la señorita de la ventanilla 22, me mandó esperar. Cuando me atendió le dije. Ya no me dejan salir. Ella conversó con el de la ventanilla 23, ¿ya no los dejan salir? Él le dijo: sí lo van a dejar salir. Dígale al portero que lo estaremos esperando con la multa pagada. Que nosotros trabajamos hasta las  6 de la tarde con las personas que ya han iniciado el trámite. Fui con el portero y repetí lo que ellos dijeron. Él respondió: ¡si yo digo que está cerrado, está cerrado! Si sale ya no entra. -Pero ellos dicen. ¡No entra! Entonces regresé a quejarme con ambos (22 y 23). Allí con ellos estaba el que daba los números. El portero dice que ya no me dejará entrar y este señor dice que ya no me dará números. Los de ventanillas le preguntaron Ya no, el dijo, ya no porque ya cerré, ya son las 5. Pero el portero si puede dejarlo entrar. Anda a hablarle. Vayan, dijo a varios que estábamos en la misma situación. Díganle que siempre hay personas después de las 5, lo que pasa es que él es nuevo. Fuimos entre 4 y le dijimos. Dice que como usted es nuevo no sabe, pero que tiene que dejarnos entrar. Ya enojado respondió: ¡A mí nadie me manda! Díganles que me lo vengan a decir a ver quién se atreve. Señor comprenda, sólo tengo que pagar una multa. Vaya a pagar su multa. De todos modos si sale ya no entra. Le dije, no se preocupe me voy a quejar. A lo que respondió, quéjese con quien se le pegue la gana, con el presidente puede quejarse. Mi nombre es Luis y usted aquí ya no entra.

Entonces me paré en la puerta de la SAT por el lado de afuera, allí estaba,  tenía en mi poder un expediente por resolver y la claridad de que tenía una multa que pagar.

Por suerte leí. Vi que la multa tenía como fecha de vencimiento el mismo día. Así que fui al banco AGROMERCANTIL porque el BANRURAL ya estaba cerrado. Para colmo de males, en esa ventanilla me dicen, el formulario está malo. Le explico cómo va a estar malo si lo imprimieron en la SAT y ellos me dicen no le pusieron el periodo al que corresponde, si no lo corrige, disculpe pero no puedo cobrárselo. Yo no sé ustedes, pero a mí ya me convencieron. Creo que debo pagar un tramitador. Tal vez lo normal es darle de comer a esa gente y un sobresueldo a los servidores públicos que cobran los impuestos. La experiencia de hoy me ha demostrado que existe toda una estructura preparada para obligar a la gente a pagar tramitadores. Pagar 800 por un trámite que en mi caso, con todo y multas no pasa de 228 quetzales.

Amigo lector, amiga lectora. Todos los datos aquí expuestos son verdaderos y verificables. Siento decirle que en esta historia, desgraciadamente no me ganó la imaginación. A quienes sí creo que les ganó la imaginación fue a quienes pusieron que la SAT pretende ser una institución moderna, con prestigio y credibilidad, que administra con efectividad y transparencia el sistema tributario, porque sus empleados demuestran todo lo contrario.