sábado, 3 de agosto de 2013

El concepto de injusticia


Edwin Rolando García Caal

Todo mundo pide ponerle fin a la injusticia. No obstante, eso sería una catástrofe para el planeta. Porque la injusticia es en realidad lo que la mitad del mundo reconoce como deseable. Lo paradójico es pedir justicia mientras deseamos con todo el corazón que la injusticia sea parte de nuestro diario vivir. Podemos iniciar la disertación con una simple pregunta: ¿Existirá en el planeta alguna persona que sea capaz de quitar la vida sin sentir ningún remordimiento? Y si existe esa persona: es justa o es injusta. ¿Será injusto quitarle la vida a quien no tiene ninguna posibilidad de defenderse? ¿Existirá alguien tan sádico que piense que quitar la vida está bien?

Ya sé, visto desde lejos resulta fácil identificar lo justo de lo injusto. Aquí es donde usted afirma que matar es injusto. Porque elimina el futuro de alguien. Deja a una familia. Acaba con lo que el muerto pudo hacer mañana, o sea que le limita su futuro. ¿Y si acercamos el dilema? ¿Estaría usted en la disposición de pagar para que le quiten la vida a alguien? ¿Como llaman a ese acto? ¿Autor intelectual? Si compara su propia vida con la de ese alguien a quien pide matar: ¿Será injusto pensar que su vida vale más, por eso usted debe vivir y ese alguien morir? Algunos estarán pensando en un soldado, en un agente de policía o en un acto de defensa propia.

Si usted cree que matar es malo y que nadie tiene derecho a quitar la vida de alguien y menos a pagar para que lo hagan en su nombre, en realidad está en un error. Usted piensa todo lo contrario de lo que ha afirmado hasta el momento. En su posición, usted cree que matar es bueno. Pagaría por matar una, y otra, y otra, y otra vez. En el tiempo que ha vivido, usted ha matado y además cree que lo que ha hecho está bien. Cuando se sienta a la mesa a degustar un delicioso caldo de pollo piensa en la injusticia del mundo. Pero sabe algo, usted pagó para que mataran al pollo. Un ser vivo que no hizo nada para merecer morir. Entonces empieza a cambiar su forma de pensar. Es bueno matar a los animales, afirma. No es injusto. Primero porque los animales no tienen sentimientos. En otras palabras está diciendo que si existe una persona en el mundo que no tenga sentimientos, está bueno matarlo. ¿Y quién no tiene sentimientos? Pues alguien que ve en la calle a un atropellado y simplemente se limita a decir: ¡para qué no usó la pasarela! No tiene sentimientos alguien que ve un reportaje de niños huérfanos o de ancianos muriéndose de hambre y simplemente dice: ¿no habrá algo mejor en otro canal?  Entonces en qué estamos: es correcto matar a los que no tienen sentimientos. O no tener sentimientos no entra en la categoría de lo injusto. Si yo no miro cuando lo matan, entonces no es injusto.

Recuerde cuando usted mató a una mosca o a una cucaracha. ¿No sintió culpa o sí? Definitivamente no. Porque usted es más grande. Y si el que mata es más grande entonces no hay injusticia. Está permitido matar a los más chiquitos. A los que no pueden defenderse. Tal vez está permitido matar a los que son insignificantes. Aunque recuerde que también paga a quienes matan vacas y una vaca no es tan insignificante. Tal vez se matan porque son improductivas. Y todos los seres humanos somos muy productivos. ¿A quién está permitido matar? Es que la cucaracha es muy fea. Así que está permitido matar a los feos. Es que la cucaracha no habla. Así que está permitido matar a quienes no hablan. A los que no se quejan. A los que no tienen familia. Pero los animales hablan, en su propio idioma, pero hablan. Entonces está permitido matar a los que hablan un idioma que no entendemos. Ya sé. Está permitido matar a todo aquel que no sea un ser humano. O sea que sí está permitido matar a quien sea inhumano. No ser humano es injusto y por eso hay que terminar con la injusticia.

Aquí es donde aplauden quienes son vegetarianos. Por eso nosotros, afirmará alguien, no matamos. Comemos tortillas. ¡Ajá! Entonces está permitido matar a la milpa. Porque a las plantas sí se les puede matar, porque ¿Son mudas? ¿Sabemos que son seres vivos verdad? Entonces no es injusticia matar a quienes no emiten ningún sonido. Si es mudo, aunque nazca, crezca y se reproduzca, como es mudo merece morir. Alguien se enoja con la comparación y pregunta. ¿Qué es eso? Compararnos con plantas, por Dios, nosotros somos seres superiores. Los seres superiores tienen derecho de matar a los seres inferiores. O sea que matar no es malo, si creemos que somos seres superiores.

Pero la injusticia no es sólo matar. ¿Será injusticia ver a un joven sentado en el bus mientras a la par de él va una anciana que apenas puede mantenerse en pie y él no le cede lugar? Imagíneselo a él con saco y corbata, bien planchado, de unos 20 años y se ve bastante fuerte. ¿Y si ambos van a la misma entrevista de trabajo? ¿No es injusto que contraten al joven verdad? Entonces usted piensa. Eso no es injusto, porque el joven merece el trabajo y la anciana ya no. Aunque los dos tengan necesidad de comer. Lo que pasa es que contratar a los jóvenes es lo normal. Debemos terminar con los jóvenes desempleados. Y eso es lo justo. Sobre todo si a la persona que contrataron fue a usted. Tal vez usted no tenía tanta necesidad porque sus padres aún le mantienen y la pobre anciana está sola en el mundo y no tenía ni para la cena de hoy. Eso es justicia. Nuestro mundo pone en la misma carrera del trabajo a muchos ancianos que compiten a la par de los jóvenes. Y cuando dicen en sus marcas, listos fuera, los ancianos no tienen ninguna ventaja.  Pero jamás he visto a los jóvenes pelear para que eso cambie porque no lo ven como injusticia.

¿Usted puede sentir alegría ante la injusticia? A veces usted llama suerte a la injusticia. Un joven compra un billete de lotería, tiene 16 años, nunca ha trabajado, el dinero del billete lo robó de la alcancía de su hermanita y ¡chaz! Se gana el premio mayor: 1.5 millones de quetzales y usted dice: qué suerte. Eso no es injusto. Es suerte. Es injusto que usted no haya tenido herencia, que sus padres no le hayan dejado más que educación. A la par suya, y de su misma edad, hay otra persona que trabaja con usted, gana mejor que usted y además recibió herencia de sus padres (un carro, una casa, un millón en el banco), pero no renuncia. Eso no es injusto, le pregunté al que recibió la herencia y dijo que no. El que tiene y recibe más dice que eso es justo. El que no tiene y no recibe nada dice que eso es injusto. Pero usted quiere que haya justicia. Que todos reciban lo que merecen. O sea que si usted de desayuno recibió un par de huevos y su vecino un desayuno carísimo, cada quien recibió lo que merecía. Es eso justo o todos deben ser tratados por igual (concepto de justicia).

Usted afirma que la justicia es tratar a todos por igual. Darles a todos la misma oportunidad. Ponerlos en la misma fila de salida para la carrera de la vida y decirles en donde está la meta. Todos inician a correr al mismo tiempo y el que llegue primero por justicia merece ganar. ¿Y si a la par suya en la línea de salida, antes de la carrera hay una persona en silla de ruedas? Por justicia debe ser tratado igual. A la izquierda hay un sordo. A la par de él un ciego. Más allá un huérfano. Pero como la justicia es tratar a todos por igual, entonces: en sus marcas, listos fuera y que gane el que llegue primero. Es justicia que todos entren a trabajar a la misma hora. Aunque uno viva a dos cuadras de la empresa, otro a 10 kilómetros y uno más a 140 kilómetros. Todos saldrán a la misma hora y eso es justicia. Es injusto poner a competir a un niño de 3 años a la par de un joven de 20 años. Sin embargo 20 años después. Es justicia poner a correr a un joven de 23 años a la par de un hombre de 40 años. Que gane el mejor. O sea que la injusticia se volvió justicia.

Para que se me haga justicia bloqueo la carretera. En uno de esos vehículos hay una persona que tenía 8 meses de buscar trabajo y al fin le salió una entrevista, pero no llegará porque mi justicia bloqueó la carretera. Es justicia que la suerte decida quién estará mejor y quién estará peor. Es justo que alguien tenga todas las comodidades del mundo y otro no tenga ni una cama para dormir. Usted tiene cama. Eso es justicia.

Usted ve a un niño desnutrido. Eso es injusto. Así que le toca el hombro a quien va sentado a la par suya y le propone: Le daré Q100 mensuales si adopta a ese niño y le da de comer bien. ¿Eso es justicia? Digamos que el otro lo adopta. Sin embargo, en un mes no definido usted se quedó sin trabajo no tiene ni un pan para comer y le llegan a cobrar los Q100. Usted no lo paga. Le cobran una multa. ¿Eso es injusto? ¿Usted sólo debe pagar cuando tiene? Y si el otro es en realidad el Gobierno. Entonces es injusto que le cobre si usted no tiene trabajo. Pero ese impuesto se llama IUSI y se paga aunque usted no tenga ingresos. ¿Eso es injusto? Pero el Gobierno sí debe darle los beneficios sociales aunque usted no tenga trabajo. Eso es justicia. Los pobres no deben pagar impuestos, eso es justicia. Los pobres deben recibir todo gratis eso es justicia. Y si usted tiene una casona, pero también tiene 10 meses sin trabajo y no tiene ni un centavo para comer, el gobierno no le da nada gratis, porque en primer lugar usted es un profesional, no es pobre, entonces muérase de hambre. Eso es justicia.

Creería que lo que usted ve como injusto es lo que otro ve como justo. Y si usted recibe un beneficio eso lo ve como justo, aunque frente a usted alguien lo ve como injusto. Su concepto de injusticia es tan relativo que sería totalmente injusto hacer que se cumpla lo que usted piensa. ¿Ahora qué piensa? ¿Qué lo que he escrito es injusto? Usted está diciendo que lo justo es aceptar todas las injusticias con las que usted está de acuerdo. Que el niño que sacó 100 es muy estudioso aunque además desayuna, y que el niño que sacó 45 es un haragán que además no desayuna. Que aquel que tiene padres con estudios debe ser más inteligente que quien tiene padres analfabetas. Y si el que tiene padres analfabetas fracasa es justo que fracase.

En una oportunidad tomé un bus de Petén hacia la ciudad de Guatemala. Pagué un bus especial para descansar durante el viaje. Trescientos ochenta quetzales. Al llegar a Llano Largo, el piloto se detuvo y subió a muchas personas, cobrando cinco quetzales de pasaje a cada uno. Por supuesto, para quedarse con ese dinero.  Sentí miedo de que se fueran a perder mis pertenencias así que me puse de pie y bajé del maletero mi mochila. En ese momento una señora se sentó en mi lugar. Le dije: disculpe señora, ese es mi lugar. Y ella sin ninguna educación me respondió: ¡coma mmmm yo también voy pagando mi pasaje y por lo tanto tengo derecho a sentarme! Los pobres no sólo no tienen, sino que arrebatan. ¿Es eso justo?  ¿La injusticia se castiga o se desea? ¿La injusticia se defiende?

¿Qué color debiera ser el único en la naturaleza: el verde o el azul? ¿Los dos? Es correcto. Debemos aceptar la justicia y la injusticia como algo natural y necesario. El grande se come al pequeño y el pequeño no tiene oportunidad de defenderse. Si el grande es un gallo y el pequeño un gusano. Si el grande es tiburón y el pequeño un pez de colores. Si el grande es una mamá con cincho en mano y el pequeño un hijo a quien le van a pegar para educarlo. Pero si todo fuera justo. Los pequeños no debieran ser comidos por los grandes. Los hijos podrían defenderse de los regaños de los padres. Los alumnos podrían decidir lo que los maestros pueden o no pueden hacer. Entonces no habría grandes. Todos seríamos iguales. No habría vacas porque se comen al indefenso monte. No habría alguien con derecho frente a alguien con obligaciones. Estará de acuerdo en que ponerle fin a la injusticia significa ponerle fin al ser humano. El ser más injusto sobre el planeta. El ser que es capaz de destruir a la naturaleza porque cree que es lo justo. El ser que es capaz de quemar miles de hectáreas de bosque, plantas, aves, mamíferos, porque quiere sembrar maíz. El ser que es capaz de no dejar subir a alguien a un bus porque ese alguien no tiene dinero. Y no le da de comer en un restaurante a quien no puede pagar.

Una madre lloraba por el asesinato de su hijo. Desconsolada a media calle. Era mi único hijo, decía. Él me daba de comer. Yo ya soy vieja, no puedo trabajar por la artritis. Soy viuda. En la esquina los agentes de policía custodiaban al asesino. Que también gritaba. Tuve que matarlo. Le metió un cuchillo a mi esposa porque nos estaba robando. Y también quiso matar a mi bebé.

Ya que hablamos de injusticia y la queremos eliminar, entonces necesitamos leyes. Una ley que prohiba personas paradas en el bus, porque es injusto pagar lo mismo cuando unos van sentados y los otros parados. Debe prohibirse recibir niños de diferentes edades para un mismo grado. Es injusto que niños de 8 años estén en el mismo grado que los niños de 7 años. Es injusto que las personas de baja estatura se suban a un bus con los pasamanos muy altos, que lo prohiban. Es injusto que quien acaba de aprender a conducir un vehículo viaje en la misma calle que otros pilotos expertos. Es injusto pagar lo mismo en el bus si cada quien se baja en paradas diferentes. El que viaje más lejos que pague más. ¿Habrá que pedirle a Dios que mate a las suegras y le dé más vida a las madres?


Mejor siga mi consejo. No sufra por la injusticia, ni se alegre por la justicia. No vaya a ser que en realidad esté sucediendo todo lo contrario.



martes, 19 de febrero de 2013

No más indiferencia

Edwin Rolando García Caal

Eran las 9:35. Finalizaba una jornada laboral. Ya estaba cerca de subir a mi vehículo. Sólo tenía que caminar dos cuadras hacia el parqueo. Para llegar era necesario atravesar algunos puestos de venta de comida rápida. Pero no son puestos formales, son carretas improvisadas en donde venden carne asada, tacos mexicanos, panes con algo, qué sé yo.  Muchos perros encuentran frente a estos puestos de comida su forma de sobrevivir. Más de alguien dejará caer un pedazo de tortilla, medio pan o un pedazo de carne que no quiso irse a la boca.

Pero ese día era peculiar. Una señora parecía divertirse jugando al ramo de la novia con pedazos de tortilla. Tiraba los pedazos al aire y los perros saltaban para ver quién tenía la fortuna de comer. En una de tantas tiradas. La tortilla llegó hasta media calle. Un perro pequeño, color negro, de esos que no tienen raza definida, se abalanzó para comerla. Un carro de velocidad normal, distraído o intencionado, arrolló a aquel animal.

La conmoción duró unos segundos. Se escuchó la misericordia de muchos transeúntes. Pobrecito. Se va a morir. El perro se arrastró hasta la banqueta y allí se quedó, temblando. ¿No tendrá dueño? ¡Qué pena! Pero luego de un minuto si mucho, de contemplar la escena desoladora, cada quién volvió a lo suyo. Total, es un perro. Aquella señora que lanzaba los pedazos de tortilla continuó haciéndolo. Dos perros se veían permaneciendo en el juego. Tres perros no. Uno blanco, uno negro, uno canela parecían ensayar un ritual espiritual que tenía que ver con aquel atropellado.

Cada uno se situó exactamente en la posición de los ángulos de un triángulo rectángulo. El atropellado en medio. Lo veían sin ladrar nada. Se echaron, cada uno en su posición. Como cuidando; como apoyando. Sentí en el aire la fuerza de la solidaridad y la esperanza. Sin nada que pudieran hacer. No tenían los instrumentos, no tenían los conocimientos. Era algo que no podían resolver. Ellos son de aquellos que no pueden pronunciar palabras de aliento pero pueden estar allí. Sin decir nada, sin pedir nada. Sólo acompañando. Tratando de hacer llegar con su presencia aquel mensaje de NO MÁS INDIFERENCIA.

Pero no eran amigos. Los amigos no compiten por quitarse la comida de la boca. Por eso es admirable que aquellos que se ven por asuntos de trabajo, sacrifiquen su comida en atender las necesidades de aquel que compite por quitarles sus ingresos. Aquello no fue asunto de segundos. Asunto de segundos fueron las miradas de la gente que en tono de hipocresía expresó su indignación, pero dando vuelta la cara olvidó casi de inmediato la cuestión del sufrimiento ajeno.

¿Cuánto tiempo estarían los perros así? Guardianes de la muerte. Esperando que aquel que respiraba con problemas, entregara al Señor que lo da todo, su vital aire de vida. ¡Qué irónico! Perder la vida, por comida. Este perro perdería la vida. Otros la pierden con algo más, dejando esparcido en el camino, los abrazos del amor y del anhelo. Y ¿qué les quedó a quienes esperaban su retorno? Nada. Esperaban comida, esperaban el regreso y no les quedó ni eso. Ahora esperan a los dueños del consuelo.

Cuando entré al parqueo, buscando el carro vi un chorro. Visualicé también la tapadera plástica de una magdalena. Se me ocurrió que podía ofrecerle al atropellado un poco de agua. Eché agua hasta la mitad y salí en busca del futuro difunto. De pronto y le ayudaría. Como esas recetas mágicas que sólo funcionan en un mundo que no es humano.  Coloqué el agua a escasos centímetros de su rostro, pero nada. No se inmutó. Parecía que lo que esperaba era lo deseado. Tal vez ya no tenía motivos y su sufrimiento no quería alivio. Los tres compañeros del camino seguían allí esperando el desenlace, siempre en sus posiciones triangulares. De pronto ocurrió lo inesperado. Una señora desharrapada llevando por las manos a dos niños menores de 5 años, irrumpió la escena. Gritando el nombre del perro atropellado le cuestionó ¿Qué hacés allí? ¡Vamos! Y aquella palabra expresada sin delicadeza y desconociendo lo acontecido, fue más fuerte que la adrenalina generada por aquel golpeado organismo. El perro se levantó. Medio tambaleando, medio renqueando. Tomó del agua transparente hasta casi terminarla. Y como si los milagros en su estilo de vida no se habían agotado persiguió con paso lento a aquellos niños que volteaban esperando su llegada.

Fue asombroso ver a aquellos cuatro perros levantarse al mismo tiempo. La dueña del atropellado entró dos casas adelante. El perro se echó en cinco ocasiones más, se levantó pero no entró.  Cada vez que se levantaba parecía estar más fuerte. La dueña salió, se dirigió hacia la panadería compró el pan y le tiró dos de francés. El perro comió. No se veía del todo repuesto pero sí se le veía dispuesto a superar aquellas dolencias. Tal vez lo importante es recordar que hay alguien que siempre nos espera. Eso que no es material y que circula por las venas distribuyendo entre la carne y el espíritu la fuerza de la vida.

Todos estaban nuevamente dispersos. Cada quién en lo suyo. La luz de otro carro alumbró la calle que para esa hora de la noche ya estaba desierta. Aquí viene la reacción. Los perros que cuidaron al atropellado se abalanzaron hacia el carro, ladrando y reclamando los golpes sufridos por aquel. El atropellado reaccionó y empezó a correr también al carro que pasaba. Allí está. ¡Hay alivio en reclamar!

Cada carro que pasó recibió las amenazas de los perros. El reclamo de los golpes que tal vez no propinaron otorgó a la media noche un ambiente de penumbra y de consuelo. Tal vez esos carros no fueron, pero quién le dice a un perro que no es cierto que los carros son iguales. Saqué mi carro del parqueo y me di cuenta que había esperando mucho tiempo por aquel raro desenlace. Pero estaba contento. El final no era triste y la vida me había enseñado otra clase de lección. Sin palabras, pero no me hicieron falta. Como plana de escolar, cuatro perros que ladraban a los carros que pasaban me decían en su idioma, que compadecer sin apoyar es igual a ignorar. Alguno expresará que No se soluciona nada con ladrar hacia los carros. Pero no es para los carros el remedio. Es para el atropellado. Sentir que alguien te acompaña en lo que decides hacer, aunque no solucione tu problema, te inyecta una fuerza extraordinaria que se llama “NO MÁS INDIFERENCIA”. 
 
Fotografía: http://stopalmaltratoanimal.blogspot.com
 
 

miércoles, 6 de junio de 2012

Lo especial que ha sido para mí


Edwin Rolando García Caal

Sonó el reloj a las 5:00 AM. Me di vuelta porque quería  arrancarle un pestañazo más a la madrugada. Tres minutos después sentí su mano tocando mi hombro con la pregunta respectiva: ¿vas a ir a estudiar? Me levanté de prisa y di gracias a Dios porque si me quedo dormido en la profundidad de ese sueño hubiera perdido un día de clases. Aquí está tu desayuno, me dijo. Unos huevos revueltos, frijoles y café; pan francés y un cereal de chocolate que me gusta mucho. Salimos corriendo. Nuestros destinos: el colegio y el trabajo. ¿Me das 25 quetzales? ¿Para qué? Para la refacción del 10 de mayo. Ok. No hubo gestos, ni reproches. Aunque dar Q25 para una refacción a la que no podía asistir me parece ilógico. En su trabajo sería absurdo pedir permiso para ir a esa refacción.

Regresé a la casa después del medio día. Abrí la refrigeradora y allí cómo siempre, desde que tengo buena memoria estaba el plato de microondas con mi almuerzo. Todo en su lugar. Salí y compré las tortillas. Almorcé. Limpié mi cuarto y me puse a hacer mis tareas. Ese es el trato que tenemos. Yo hago lo mío y le dejo todo el resto del oficio. Lavar la ropa y los trastes, cocinar, barrer y trapear, ordenar. La condición para no hacer eso, que de hecho ningún oficio me gusta, es presentar una tarjeta de calificaciones con buenas notas. Eso no es nada del otro mundo para mí. Mi promedio no ha bajado de 80.

Llegó tarde. Eran las 9:30 P.M. Mientras yo veía la tele, vi su desesperación por buscar unas ginas. Interrumpo sus acciones de inmediato. Tengo que hacer una tarea que no entiendo. ¿Me puedes ayudar? –Dale. Le explico y me explica. Con su ya tradicional forma de agarrar una hoja en blanco y anotar un proceso-grama. Revisa mis libros y mis cuadernos, como buscando en estos la respuesta que no sabe. Gracias a su capacidad de comprensión pronto termina aclarándome lo que no entiendo. ¡Ya me dio hambre! Exclamo. Mientras haces la cena, terminaré mis deberes.

No hay platos limpios. Le toca lavarlos mientras algunas cosas se cuecen en un sartén. Huele bien. Me doy cuenta que la lavadora está encendida, pregunto si puedo apagar el chorro porque parece que ya se llenó. ¡Por favor¡ Escucho que me contesta. Llego a la mesa y todo está bien. En la televisión hay una película interesante. Y mientras comemos y vemos la televisión yo cuento las proezas de mi juventud alocada que busca caerle bien a las patojas. Gracias a que me ha dado la suficiente confianza, puedo contarle cosas por las cuales mi abuelita ya me habría dado unos buenos sartenazos.

Me manda a acostar temprano. Siempre hay una sentencia. ¡Si mañana no te levantas temprano, yo no te voy a despertar! Eso no me molesta. El tiempo nos ha enseñado a vivir en armonía. Todo bien, mientras termina otro día normal. Antes de irme a acostar recuerdo que no ha firmado mi tarjeta de calificaciones. Se la enseño y me da un abrazo. ¡Así está bien! –exclama. Así está bien. Tenemos un trato. Yo tengo media beca por altas calificaciones, pero recibo el dinero del colegio completo. Tengo permiso de quedarme con la diferencia como premio por mis buenas calificaciones. Cuando estoy acostado y con la luz apagada, escucho que entra.

En la oscuridad, alumbrando con su celular revisa que todo esté en su lugar y que no haya dejado la computadora encendida. Si no estoy tapado, extiende una sábana sobre mí, mientras exclama su frase favorita. “Dios te bendiga”. Hoy que estoy recordando estas cosas, reconozco lo especial que ha sido para mí.  Y por eso, por primera vez diré la misma frase: Dios te bendiga… papá.


viernes, 11 de mayo de 2012

842 gradas




Edwin Rolando García Caal
Capítulo I. El principio

Mi nombre es Rubén Icucú. Esta es mi historia. Cuando tenía 6 años de edad, mis padres decidieron dejar de alquilar y se mudaron a su casa propia. Ventaja diría cualquiera, pero no es cierto. Resulta que a falta de recursos económicos, ellos habían logrado un terreno en la base del puente de El Incienso. Sí, eso es en la zona 3 de la ciudad capital de Guatemala.

Al principio mi vida parecía divertida. Pero cuando asistí a la escuela primaria, me di cuenta de un gran problema. Para llegar a donde pasaba la camioneta, tenía que subir 842 gradas. Claro que lo sé bien. Las conté día a día durante 15 años.

Mi vida era un martirio, todos los días tener que subir esas 842 gradas, sin la esperanza de que un día ya no estuvieran. Cuando se me hacía tarde para ir a la escuela, tenía que subir corriendo, y como se podrán imaginar, al llegar a la calle principal, mis zapatos estaban lustrosos. Claro, los había limpiado con mi lengua. Había días en que mi mamá nos llevaba casi arrastrados a la escuela. Aunque el que salía ganando siempre era el más pequeño porque ella, por lástima lo cargaba y él ya tenía 5 años.

Odiaba el lugar en donde vivíamos, y sin embargo mi mamá, parecía resignada. Lo bueno era que mis dos hermanos y yo, compartíamos ese sentimiento. Ella tal vez, porque había quedado viuda cuando yo tenía 8 años. Y la esperanza de tener más ingresos parecía desaparecer. Ella vendía chuchitos y para colmo de males, los vendía de cantina en cantina. Como se podrán imaginar, había dos pretextos para no acompañarla.

Recuerdo cómo nos quejábamos cuando teníamos que ir a la tienda. Pero como para todo existe motivación. Esas ingratas gradas fueron la campanita que sonaba en mis oídos para que yo lograra salir adelante. Al salir de sexto primaria me propuse una meta. Comprar mi casa en un lugar en donde no tuviera que subir ni una sola grada.

Capítulo II. Planes y realidades

Mis notas mejoraron, mis estudios terminaron y como la vida premia el esfuerzo, me hice un profesional, al igual que mis hermanos. Pero yo no soporté tanto tiempo como ellos. A mis 21 años de edad, ya había ahorrado lo suficiente para comprar un terreno en un lugar plano. Bueno, eso creía. Ya que mis sueños se vieron truncados.

Ahorrando al máximo, incluyendo el bono 14 y el aguinaldo; y trabajando mis vacaciones para tener doble pago, sólo logré ahorrar siete mil quetzales. Coticé por aquí, coticé por allá y nada. Desde Amatitlán hasta Villa Nueva, desde El Milagro hasta Ciudad Quetzal, Desde Ciudad San Cristóbal hasta Santa Faz. Un terreno sin ninguna construcción costaba como mínimo veinticinco mil quetzales. Imaginen cuánto costaba una casa. Así que tuve que conformarme con poco.

Compré un terreno lejos de la ciudad, en otro departamento. Me costó exactamente siete mil. Soñé construir lo más pronto posible, aunque eso significó ahorrar en todo. Pero la motivación siempre estuvo presente: “842 gradas”. Dibujé el plano de mi casa en el recibo del terreno.
A mis 23 años ya tenía un ahorro equivalente al precio del terreno y eso que ahorraba casi el 90% de mi salario.
Entonces vino lo inesperado. Mi novia resultó embarazada. Claro, eso es lo más normal del mundo, pero en otras circunstancias. Ahora imaginen a una mujer de 6 meses de embarazo subiendo “842 gradas”, ni modo que llamáramos un “tuc tuc”. Para colmo de males ella resultó ser de otro departamento y viviendo en casa de huéspedes. En fin, en la universidad uno no pide la respectiva hoja de vida para esos menesteres.

Mi salida se apresuró, construí lo que se puede con siete mil quetzales. Un modesto cuarto de madera y el respectivo cambio de planes. Jamás pude volver y retomar el camino de mis metas. Los pañales y la ropa, la medicina y el pasaje, los estudios y la U. Cada aumento de salario parecía desvanecerse como vapor de agua. Aunque siempre luché. Mis hijos no tendrían jamás, que sufrir lo que hacían sentir aquellas “842 gradas”. Al poco tiempo dejamos de tener piso de tierra, paredes de madera, techo de lámina. Hasta llegó el día en que aparecieron en la sala los famosos sillones de pana.

No crean que fue fácil. Ahorré mil desayunos y diez mil almuerzos. Miles de pantalones y cientos de camisas. Miles de zapatos y cientos de aparatos.

Capítulo III. Los caminos de la vida

Mis hermanos vivieron otra vida. El segundo cumplió 25 y decidió marcharse hacia Estados Unidos. Se fue mojado. Allá construyó su familia y según dice, nunca tiene dinero. Lo único que le hemos conocido son los cien dólares que mensualmente le manda a mi mamá. Un día, me enteré que había comprado una casa de un millón de dólares. Eso no podré confirmarlo hasta no viajar hacia donde él se encuentra. Mi hermano pequeño, sigue allí en la casa. Aunque mi mamá me cuenta que sólo lo ve salir a las 5 de la mañana y volver a las 10 de la noche. Sigue soltero y dice que estudia, pero aún no sé donde. El único día que habla con él es el domingo. Antes de que ella valla a misa. Al volver de la iglesia, ya no lo encuentra.

Mis hijos en cambio sí han estudiado. El grande cumple hoy 23 años. Por eso me recordé del pasado. Con ellos me ha ido bien. El mejor regalo que “el grande” me pudo dar es que hoy precisamente cerró pensum en la universidad. Él será un Auditor. Sus hermanas también van por el mismo camino. Yo, pues no pude seguir estudiando en la U porque como comprenderán había muchos gastos, siempre apareció lo inesperado.

Pero ahí vamos, mi esposa sí estudió inglés. Ella es traductora jurada. Aunque un poco biliosa. Jamás se pudo llevar bien con mi mamá por ese su carácter. Eso ha hecho que casi no la visite. Eso y las “842” gradas. Mis hijos me han dicho que ni locos, bajarían a visitarla. Y si no es porque mi mamá viene a vernos, ellos no conocerían a su abuela. El único día en que las dos se pueden reunir es el 10 de mayo, porque casi siempre hacemos una convivencia familiar aquí en mi casa. Ese día, es mañana. De lo contrario, ni en navidad porque hay que visitar a los suegros, que en confianza les digo, es el único tiempo que uso para visitarlos.

Capítulo IV. La verdad

Bueno. Quiero contarles también que la anterior, es una historia que está por terminar. Porque aunque aún no le he contado nada a mi familia, tengo un cáncer terminal. Sin embargo, sé que no es una historia particular porque muchos de ustedes se habrán sentido identificados con los personajes. Es una historia de lo más común. La razón que me motivó a escribirla es que mañana es 10 de mayo.

Es el último día que veré a mi mamá. De mi familia, no tengo remordimiento, porque sé que les he tratado bien. Porque aún con penurias he hecho mi mayor esfuerzo para que no sufran nada de lo que amargó mi existencia. De mi mismo, tampoco tengo nada que pedir. Viví mi vida buscando el éxito y lo encontré. Además les informo que hijos exitosos hay por montones. Lo que no hay en igual cantidad son hijos agradecidos. Porque ustedes no saben que al igual que yo, muy pocos reconocen detrás de sus triunfos la labor de una madre.

Mi viejita linda. Por qué será que se me olvidó que cuando yo llevaba mis zapatos lustrosos porque los había limpiado con la lengua, ella también llevaba los suyos igual. Porque yo iba de su mano. Por qué será que cuando yo me quejaba de que tenía que subir esas “842 gradas” jamás pensé que ella llevaba un peso mayor, porque además de su cuerpo llevaba su edad y a veces hasta el peso de mi hermano.

Me salí de mi casa y alivié mi pena, pero ella siguió con la suya, delante de mi indiferencia. Tal vez alegre porque su hijo había triunfado. Tal vez indignada porque no me la llevé de la mano. Yo dejé de subir esas gradas hace 23 años. Ella lleva el mismo tiempo subiendo a comprar el pan. Y de qué sirve que le dé una mensualidad de 500 quetzales si no estoy allí cuando todavía le faltan 50 gradas por subir. Ella tiene 75 años y no me había dado cuenta. El día cuando me dijo que le dolían las piernas, yo le recomendé diclofenaco.

Tal vez no era eso, tal vez era su forma de pedir que la sacara de allí. Tal vez era su forma de decirme que ya no soportaba subir 842 gradas. Porque los años aquellos en que vendía chuchitos habían puesto sobre sus piernas mil veces más esfuerzo que el que yo había hecho. Tal vez era su forma de decir que llevo 23 años de haber olvidado que ella me dio de comer durante igual número de años. Y que otros 23 años me he hecho a un lado del camino para que ella pueda subir 842 gradas en soledad.

Mi mamá ha venido a visitarme. Claro que sí. Y me ha sonreído. Pero quizás no era sonrisa. Quizás era su forma de ocultar que necesitaba más oxígeno para seguir con su prisa. Para subir y bajar aquel camino que detrás de su mano yo vi que era sufrimiento. Sin detenerme a pensar que para ella también lo era. Ahora me doy cuenta que sólo solté su mano, pero que ella sigue allí. Mi mamá ha felicitado mi casa, pero tal vez no era admiración. Ella en su forma humilde de ser oculta detrás de las exclamaciones, el sueño aquel de poder llevar su casa lejos de allí.

No le diré nada. Para qué ampliar su sufrimiento. Sólo sé decirles que aunque todos me odien, he cambiado el derecho de propiedad de esta casa. He hecho un testamento en donde informo que la he puesto a su nombre, para que un día después de mi partida, ella pueda también dejar atrás, como recuerdos, el sufrimiento de aquellas gradas, que yo como hijo ingrato, ya olvidé.

domingo, 29 de abril de 2012

SAT: un expediente a resolver y una multa que pagar



SAT: un expediente a resolver y una multa que pagar


Edwin Rolando García Caal

En el pasado próximo reciente se me ocurrió comprar un vehículo. Nada novedoso, dirán algunos. Eso sucede más veces por segundo que lo que uno hace al respirar. Pues bien, así sucedió. Decidí ahorrarme el pago de un tramitador debido a experiencias ajenas. Me contaron de tramitadores que piden a los propietarios Q146, llenan un formulario (Q1), pagan en BANRURAL (Q120), sacan la solvencia de la MUNI (Q25) y entregan dicha papelería a los nuevos propietarios cobrándoles Q600 por sus servicios, para que cada uno continúe con el trámite. En otras palabras estafan a la gente y sin embargo se les ve todos los días en el mismo negocio. A la SAT esto no le interesa porque sucede fuera de sus oficinas. Esos son los malos tramitadores, porque los otros cobran Q800 y entregan la papelería ya resuelta. El asunto es cómo diferenciar a los buenos de los malos.

Yo como una persona estudiada pensé: El trámite es fácil y no amerita el pago de los Q800. A buen entendedor pocas palabras. Así que en el mes de noviembre decidí pedir permiso en mi trabajo para realizar tan aventurado trámite. Como era el tiempo de la nueva tarjeta de circulación las colas se veían interminables, pero eso hacía obligatorio el traspaso del vehículo sobre todo porque quien me lo vendió había extraviado el título de propiedad. Así que madrugué y a las 6 de la mañana ya estaba allí. Sin embargo, alrededor de unas 300 personas delante de mí me demostraron que debí madrugar un poco más. Eso realmente era un caos. Pasé todo el santo día entre sentado en el suelo y parado. Cuando observé en el reloj que eran las 16:45 supe que era imposible seguir esperando. Ese fue mi primer intento fallido de un trámite en la SAT. Terminé pagándole a un abogado Q800. En el mes de enero de este año me entregó todo. Bueno, eso creí, pero en realidad lo que me entregó fue el nuevo título endosado a mi nombre y la nueva tarjeta de circulación pero a nombre del anterior propietario.

El viernes 20 de abril de 2012 decidí hacer mi segundo intento. Consulté la página de internet (portalsat.gob.gt). Allí hay un link que señala el procedimiento para traspaso de vehículos persona individual. Documento 1: Formulario SAT 203. Documento 2: Original y fotocopia de formularios SAT 820 para pagar Q60 y Q60. Documento 3: Haber pagado el impuesto de circulación del año. Documento 4: Llevar título de propiedad endosado por notario. Documento 5: Presentar tarjeta de circulación original. Documento 6: Solvencia de EMETRA. Documento 7: cédula original y fotocopia. Eso no me quedó tan claro, sobre todo por la nueva Ley 4-2012 que modifica los procedimientos de compraventa de vehículos.
Decidí llamar al 1550 para ampliar la información. Me hicieron esperar tres minutos pero al fin respondieron. Pregunté proporcionando los datos del vehículo y me dijeron que debía pagar Q500 de IVA, Q60 de traspaso, Q60 del nuevo título  y una multa por no haber hecho el traspaso en los 30 días reglamentarios. Pregunté de cuanto era la multa para pagar de una vez. Me dijeron que primero fuera a la SAT a la ventanilla de cobranzas, ya que tenía que llenar un formulario SAT 0811 y pagar en el banco. Asimismo me dijeron que tenía que tener pagado el impuesto de circulación de este año en la agencia más cercana a una oficina tributaria y actualizar mi RTU. Afortunadamente, de la vez anterior tenía un formulario SAT 15 para la actualización del RTU.

Fui a la SAT con el siguiente plan. Entrar. Actualizar mis datos. Pedir la multa, ir al banco, pagar todo, hacer la cola de traspaso de vehículos y listo. Llegué a las 7:30 a la SAT de Galerías del Sur. Afortunadamente no había mucha cola, si mucho era de unas 20 personas. De todos modos pregunté a un agente de seguridad que cuida la puerta de la SAT. Me señaló un escritorio para información de vehículos. Así que me situé justo en la puerta para iniciar la ejecución de mi plan. Tenía en mi poder un expediente por resolver y la claridad de que tenía una multa que pagar. Entré a consultar al escritorio de información de vehículos, el señor que me atendió me dio un listado de requisitos y un formulario SAT203, me recordó que tenía que pagar 100, 60 y 60. Le pedí un formulario para la multa y si me podía decir el monto. Me señaló una cola para solicitar formularios y me dijo que para saber el monto de la multa tenía que preguntar en el escritorio de cobranzas. Había unas 30 personas haciendo cola para comprar formularios y el paso estaba demasiado lento. Al fin llegué, pedí el formulario de multas pero la señorita que atiende me dijo que allí no lo daban. Tenía que pedirlo en cobranzas. ¡Hice cola por gusto! Me mandaron a hacer la cola fuera de la SAT, para poder pedir un número y que me atendieran en cobranzas. Por lo menos la señorita que vende los formularios me recomendó pedir dos números: uno para actualizar datos y otro para pasar a cobranzas por el cálculo de la multa.

Hice una cola de unas 25 personas. Llegué hasta el lugar en donde se dan los números electrónicamente. Pedí los dos números y la señorita que los entregaba me dijo que tenía que escoger, porque sólo daban un número por persona. ¿Actualizar mis datos o ir a cobranzas? Escogí actualizar datos. Me dieron el número A135. Al entrar hay un salón gigante con cien sillas en el centro y muchas pantallas para que cada quien lea el número de la ventanilla a la que le corresponde pasar. Igual que en los bancos, se la pasa uno escuchando la frase: “el número A ciento treinta y cinco, pasar a la posición tres” Esa era la frase que necesitaba escuchar. Para pasar tuve que esperar un buen rato. Pero se llegó el momento. Escuché la frase de mi número, me levanté rápidamente y cuando había dado unos tres pasos de cinco, se escuchó la otra frase: “el número A ciento treinta y seis, pasar a la posición tres”. Llegué y me senté en el escritorio frente a una señora que realmente no inspira nada de confianza. Me preguntó, usted tiene el número 136, le expliqué que no, que tenía el 135 porque ese número había llamado primero. Me dijo, si no tiene el número 136 hágame el favor de retirarse. Usted tenía que estar atento a su número. Le expliqué que sólo esperó 10 segundos para llamar al otro número, para eso ya estaba una dama con el número 136 a la par mía. De la forma más grosera que se puedan imaginar me mandó a la calle. No usó malas palabras, pero como si las hubiera dicho. El error fue claramente de ella porque le ha de temblar la mano y pulsó dos veces la llamada. Me sentí humillado, como me iba a decir que soy lento si estaba sólo a cinco pasos de ella y ni siquiera me dio tiempo de llegar. ¡Qué le pasa! Acaso no sabe que gracias a los impuestos que nosotros pagamos es que ella tiene para comer. Si llegara el momento en el que nosotros los contribuyentes cansados de ser maltratados nos pusiéramos en rebeldía tributaria todos a la vez, veríamos como esa vieja cabrona se estaría muriendo de hambre. Perdón por las palabras, pero eso fue realmente humillante.

Fui directamente a donde dan los números y pedí otro, explicando que se me había pasado. Me dieron el número A203. Sentado pensaba, como es que uno termina aquí, con todos los estudios, puestos importantes y logros profesionales propios, a merced de lo que una persona sin cultura y abusiva le pueda decir. Afortunadamente me senté lejos de las sillas del centro porque pude observar otro altercado. Según dijeron era el supervisor. Un fulano que empezó a ordenar a la gente de las sillas del centro según su número, para que ocuparan las sillas y se fueran corriendo cada vez que llamaban un número, eso me pareció ridículo. Paró a toda la gente y les empezó a decir, aquí el número 140, aquí el 141,… ¿Qué le pasa? Decía para mí. ¡No importa en donde estén sentados, igual su orden saldrá en la pantalla! Cuando gritó mi número, yo me hice el loco. Pero pude observar a un profesional muy honorable que conozco. Un Licenciado que me dio clases en la Universidad, ya ha de rondar por los 65 años de edad. Estaba sentado de lo más tranquilo, cuando llegó el “supervisor” ¿Su número? Enseñó el 341. Hágame el favor de levantarse que allí no va ese número. El Licenciado le respondió, no se preocupe cuando salga en la pantalla yo me levanto. Hágame el favor de levantarse de allí. No puedo, estoy cansado señaló el profesional. Señor si no se levanta lo voy a tener que levantar a la fuerza. Tranquilo, yo estoy esperando mi número. ¡Hágame el favor y se sale de aquí! ¿Cómo así? ¿Lo está sacando de las oficinas de la SAT? ¿Lo expulsa porque no hace caso a su capricho? Se hizo un relajo, una gritazón de la gran diabla. El Licenciado se levantó, fue al dispensador de agua y tomó un vaso, disimulando que en realidad era otro el asunto que lo había obligado a levantarse. Volví a pensar. ¿Cómo es que uno termina aquí? Pero en realidad aún no sabía lo que me esperaba.

Luego de mucho tiempo, llegué a la ventanilla 4. Actualicé mi RTU y salí. Fui a pedir otro número, ¿Recuerdan? Un número para pasar a que me calcularan la multa. Me dieron el E424. Me fui a sentar de nuevo, a esperar la frasecita. Cuando llegué el señor que atiende preguntó ¿En qué le puedo ayudar? Le informé que tenía una multa por no haber hecho el traspaso a tiempo. Hizo otra pregunta: ¿Ya le establecieron la multa? Dije a eso vengo. Responde tiene que traer impresa una boleta de requerimiento denominada Anexo 5. Para eso debe ir a las ventanillas de vehículos pero debe haber pagado primero en el banco los montos fijos, porque la multa se aplica sobre el formulario SAT203 ya registrado por el banco, según los datos impresos por el banco. Me pareció lógico.  Así que salí y fui al banco. Hice cola, unas 10 personas. Pagué. Hice nuevamente cola desde afuera de las oficinas de la SAT porque los agentes de la puerta me dijeron que era obligatorio. Luego de 25 minutos llegué a la maquinita que emite los números. Ya no estaba la señorita que me atendió primero, ahora había un caballero. Me dio el número I307. Nuevamente sentado frente a los escritorios, esta vez esperé si mucho unos tres minutos. Me atendieron en la ventanilla 26, una señora. Me revisó el expediente y me dijo: tiene una multa. Una noticia importante ¿No creen? La multa es por no haber pagado diez días después de la compra el IVA. ¿Me puede decir de cuánto es la multa? No lo sé. Me imprimió un formulario ANEXO (5) y me dijo pase a Cobranzas para que le digan de cuanto es la multa. Fui con el mismo que me había atendido le dije vengo a que me calcule la multa y me dijo: ¿Tiene número? No, ya había venido aquí y fui a sacar la boleta de requerimiento. Tiene que sacar número, señor. ¿Otra vez? Señor si no trae número no lo puedo atender. ¡Esto ya me parece un jueguito que no me gusta jugar! Ya no salí, fui directamente a pedir el número a la maquinita. Me dieron el número E654. Me fui a sentar.

Con el paso del tiempo llegó mi turno. Calculó y me dijo su multa es de 51.5 el banco está a la vecindad. Salí, hice cola en el banco. Pagué. Regresé, le dije a los policías de la entrada que ya tenía número. Me dejaron entrar. Fui con la mujer de la ventanilla 26 esperé que se desocupara y pasé. Me dijo. ¿Tiene número? No señorita, usted se quedó con mi número. Señor si no tiene número no lo puedo atender. Todos están esperando a que les toque su número. Fui nuevamente a la maquinita  y pedí el número. Me dieron el número I391 avancé hasta las sillas y resulta que el número ya había pasado. Así son de eficientes.

Regresé a pedir otro número explicando que se me había pasado. Me dio el número I396. Me tocó en el escritorio 23. Al fin pasé. Un fulano revisó mi papelería. La arregló pero hacía caras como si todo estuviera malo. Preguntó: ¿Quién llenó el formulario SAT203? Le dije: Yo. ¿De dónde sacó esta fecha? Del endoso del certificado de propiedad. Esa no es, debe anotar la fecha en que la SAT emitió el certificado y no la fecha en la que se hizo el endoso. Por esto le tendré que poner una multa. Llenó un ANEXO 5 con el texto: Informe revisión de documentación y datos en sistema/boleta de requerimiento. Gestión traspaso. Mala consignación de datos en SAT 4053.  Fui a traer un número para cobranza. Tuve que escuchar un sermón del que da los números. ¡Esta es la última vez que le doy número, señor! ¡Usted está a cada rato sale que sale, se supone que ya debe traer toda su papelería revisada!  Fui al escritorio de cobranzas. Me dijeron su multa es de 15 quetzales. Fui al banco y pagué la multa. Luego fui a pedir otro número para pasar a vehículos. Me dijo, no le doy número. Yo le dije, tengo que pasar, necesito un número porque sólo me mandaron a pagar una multa. Me dijo. No. Debe esperar a que su número anterior salga en la pantalla. ¿Qué es esto? Un nuevo atropello. Ya estoy chino.

De lo más molesto fui al escritorio 23. Como el fulano no estaba me senté a esperar. ¡25 minutos! La señorita del escritorio 22 me dijo. ¿Cuál es el trámite que usted está realizando? Porque mi compañero probablemente ya no regrese. Pero si es un traspaso yo lo puedo atender luego de atender al señor que está aquí. ¡Gracias, por fin una persona amable! Pasé con ella, me revisó la papelería y me dijo: Señor, no le puedo aceptar la papelería. Porque la orilla izquierda de la fotocopia de su cédula no se ve y no lo acepta así la auditoría, además no viene la fotocopia de la pasta trasera de la cédula. Le dije que esa fotocopia nunca se pedía. Me dijo es necesario tener toda la cédula fotocopiada. Vaya a sacarle fotocopia y regresa directamente conmigo, no necesita pedir otro número. Fui corriendo al segundo nivel, hice una cola de 5 para sacar la fotocopia. Al volver estaba esperando a que ella se desocupara, pero resulta que el fulano del escritorio 23 regresó a su lugar.  Entonces me fui a sentar frente a su escritorio porque allí era que me estaban atendiendo inicialmente. Me ignoró, programó su computadora y llamó al siguiente número. Cuando llegó la otra persona me dijo, señor por favor ceda el asiento, yo a usted no lo he llamado, hágame el favor de irse a sentar a las sillas. El del ticket pasó. Mientras, la del escritorio 22 le dijo, pero a él lo estabas atendiendo. Él le dijo, sí pero ahorita no lo he llamado. Él debe esperar a que lo llame. Ella me dijo. No se preocupe señor, yo lo atiendo, sólo me desocupo. Bueno, ese gesto de amabilidad todavía me dio esperanza. Pero la actitud del otro fulano ¿qué le sucede? Acaso cree que soy tan tonto de no darme cuenta que está haciendo trámites de gente que no está en el lugar y que por eso llega a pegar tarjetas de circulación a la pantalla de su computadora y se ausenta de su lugar por ratos.

Cuando la señorita del escritorio 22 me atendió nuevamente revisó mi papelería. Y me dijo: Señor, lo siento mucho. Yo sé que lo hemos hecho venir varias veces pero no le puedo aceptar la papelería. En la computadora me aparece el nombre del vendedor como Simón y en el título de propiedad aparece como Semón. Le tendré que poner una multa. Llenó el ANEXO 5 con el texto: Multa omitir/consignar NIT erróneo, alterar u omitir datos en documentos, art. 94 numeral 2, CT última línea. Me lo entregó diciendo: pase sin pedir número allí a cobranzas, vaya detrás de esas tres personas que están haciendo cola sin número. En mi reloj eran las 16:52 ¡Estaban a punto de cerrar! Fui sin pedir número. Pero el de la ventanilla de cobranzas nos dijo a los tres que llegamos: por favor tienen que ir a pedir número como todas las demás personas. Yo le dije, ya no me van a dar número porque el que da los números me dio un ultimátum y dijo este es el último que le doy. Señor, haga el favor de ir a pedir número, sí le van a dar uno.  Le dije ya no me van a dar más números, he pedido demasiados. Disculpe señor pero si no trae número no lo atiendo.

Le supliqué. ¿Se imaginan? Le dije con toda la humildad posible: hágame el favor, ya sólo faltan 8 minutos para las 5 y parece que a las 5 cierran. Contestó de lo más tranquilo: Vaya a pedir un número por favor.  Fui a pedir el número y me dieron el E696. Me fui a sentar, con un desconsuelo y una frustración total. Me llamaron cuando eran las 5 con 04 minutos.

Al atenderme me imprimió un SAT 0811 con valor de 15 quetzales. Iba hacia el banco pero ya habían cerrado la puerta. Le dije al portero, un señor gordo con gafete de trabajador de la SAT que estaba en la puerta abriendo para que la gente saliera. Solo voy a pagar una multa y regreso. Me dijo si sale ya no entra. Entonces no salí. Regresé con la señorita de la ventanilla 22, me mandó esperar. Cuando me atendió le dije. Ya no me dejan salir. Ella conversó con el de la ventanilla 23, ¿ya no los dejan salir? Él le dijo: sí lo van a dejar salir. Dígale al portero que lo estaremos esperando con la multa pagada. Que nosotros trabajamos hasta las  6 de la tarde con las personas que ya han iniciado el trámite. Fui con el portero y repetí lo que ellos dijeron. Él respondió: ¡si yo digo que está cerrado, está cerrado! Si sale ya no entra. -Pero ellos dicen. ¡No entra! Entonces regresé a quejarme con ambos (22 y 23). Allí con ellos estaba el que daba los números. El portero dice que ya no me dejará entrar y este señor dice que ya no me dará números. Los de ventanillas le preguntaron Ya no, el dijo, ya no porque ya cerré, ya son las 5. Pero el portero si puede dejarlo entrar. Anda a hablarle. Vayan, dijo a varios que estábamos en la misma situación. Díganle que siempre hay personas después de las 5, lo que pasa es que él es nuevo. Fuimos entre 4 y le dijimos. Dice que como usted es nuevo no sabe, pero que tiene que dejarnos entrar. Ya enojado respondió: ¡A mí nadie me manda! Díganles que me lo vengan a decir a ver quién se atreve. Señor comprenda, sólo tengo que pagar una multa. Vaya a pagar su multa. De todos modos si sale ya no entra. Le dije, no se preocupe me voy a quejar. A lo que respondió, quéjese con quien se le pegue la gana, con el presidente puede quejarse. Mi nombre es Luis y usted aquí ya no entra.

Entonces me paré en la puerta de la SAT por el lado de afuera, allí estaba,  tenía en mi poder un expediente por resolver y la claridad de que tenía una multa que pagar.

Por suerte leí. Vi que la multa tenía como fecha de vencimiento el mismo día. Así que fui al banco AGROMERCANTIL porque el BANRURAL ya estaba cerrado. Para colmo de males, en esa ventanilla me dicen, el formulario está malo. Le explico cómo va a estar malo si lo imprimieron en la SAT y ellos me dicen no le pusieron el periodo al que corresponde, si no lo corrige, disculpe pero no puedo cobrárselo. Yo no sé ustedes, pero a mí ya me convencieron. Creo que debo pagar un tramitador. Tal vez lo normal es darle de comer a esa gente y un sobresueldo a los servidores públicos que cobran los impuestos. La experiencia de hoy me ha demostrado que existe toda una estructura preparada para obligar a la gente a pagar tramitadores. Pagar 800 por un trámite que en mi caso, con todo y multas no pasa de 228 quetzales.

Amigo lector, amiga lectora. Todos los datos aquí expuestos son verdaderos y verificables. Siento decirle que en esta historia, desgraciadamente no me ganó la imaginación. A quienes sí creo que les ganó la imaginación fue a quienes pusieron que la SAT pretende ser una institución moderna, con prestigio y credibilidad, que administra con efectividad y transparencia el sistema tributario, porque sus empleados demuestran todo lo contrario.





sábado, 29 de octubre de 2011

Ja, ja, ja ja ja



Uno de estos días me subí al Transmetro. Para quienes no saben, en cada uno de esos buses del transporte público hay algunos sillones amarillos con la señalización de NO SENTARSE, a menos que usted sea una persona de la tercera edad, una mujer embarazada, alguien con muletas o madre con un bebe en brazos.

Sin embargo, a veces en el Transmetro no va nadie con esas características y uno risiblemente va parado a la par de un sillón amarillo  vacío. Pues algunas personas, jóvenes o adultos jóvenes, se sientan esperando que en cualquier momento algún trabajador vigilante del sistema de Transmetro les grite: ¡favor de desocupar los sillones amarillos!

Yo prefiero ir de pie. No me gustaría pasar esa vergüenza de que me obliguen a dejar el sillón. Se imaginan: 

¡Señor por favor, déjele el asiento amarillo a la señora de 96 años que va colgando de la puerta, mientras usted va cómodamente sentado! Ja ja, ja ja ja. Se imaginan a todos viéndome con una cara de pocos amigos, como diciendo ¡Y a este tipo qué le pasa! ¿Por qué no es una persona normal?

Bueno. Pues uno de esos días, me subí en la estación del transmetro llamada del ferrocarril, en la 18 calle de la zona 1. El bus iba vacío y un niño y una niña se sentaron cada uno en los dos sillones amarillos de la primera fila. Ambos parecían ya grandecitos. El niño de unos 14 años y la niña de unos 15, al parecer eran hermanos. En el camino, el Transmetro se llenó  y ocurrió lo esperado.

Subió una señora de unos 85 años, con un bastón, de las que a penas puede mantenerse en pie. Desde que llegó a la puerta la señorita vigilante del Transmetro, que la llevaba de la mano, gritó lo acostumbrado: ¡Favor de desocupar un sillón amarillo para que se siente la señora! Todo mundo, le señaló los lugares amarillos ocupados por los niños de esta historia.

La anciana llegó hasta el sillón amarillo ocupado por el niño y se paró a la par. El niño: quieto. Entonces la señora le pregunta: ¿jovencito, no me piensa dar lugar? El niño: quieto. La hermana se le queda viendo y luego le da un codazo, en un gesto de quien dice: hay te hablan. El niño: quieto. Vuelve a decir la anciana: ¿no me piensas dar lugar? ¡Los niños bien educados le dan lugar a las personas mayores! El niño: quieto.

Yo sólo observaba, hasta que inesperadamente alguien se le atravesó al bus y el piloto frenó con brusquedad, haciendo que la pobre señora de 85 años fuera a dar a los brazos de un pasajero. Todavía la señora le dice: disculpe joven, es que no iba bien agarrada. Al ver el suceso me molesté. Eso es cosa rara en mí. 

Tomé al chiquillo del brazo, con un poco de brusquedad y le dije: ¡Deje que la señora se siente! El niño: quieto. Entonces grité: ¡ninguno de los dos reacciona, ni el hermano, ni la hermana! ¡Qué poca educación tienen! Están viendo que la señora ya se cae y ninguno hace por darle el lugar. El resto del público secundó mi comentario, mientras todos los pasajeros voltearon a ver al niño y a la niña. Quienes a pesar de todos los comentarios, continuaban ocupando los sillones prohibidos. 

Una señora les grita: ¡Patojos malcriados, denle lugar a la señora, no sean cínicos! El niño y la niña: quietos, poniendo una cara de “no me molesten”.

La señora que les gritó malcriados, se puso de pie y sugirió: ¡Siéntese aquí señora! Yo me voy a parar. ¡Patojos maleducados! ¡Yo no sé por qué hay padres que no les enseñan un poco de respeto a los hijos! Total, el tema ya era conversación en todos los pasajeros, quienes abiertamente y en voz alta, criticaron lo correspondiente.

Tres paradas del Transmetro después, un vigilante del sistema le habló a los niños por la ventana gritando: ¡jóvenes, hagan el favor de desocupar los sillones amarillos! El bus continuó y los niños: quietos.

Me tragué mi bilis. Y decidí pensar en alguna cosa bonita. Y se me ocurrió hacer una selección mental de los chistes que compartiría en la siguiente cátedra del curso que imparto. Todo eso mientras llegaba a la parada de la Universidad.


¡Sorpresa fuerte! 



Cuando llegamos a la parada de la Universidad, una señora de unos 35 años bien vestida, que iba sentada en el sillón vecino a donde estaban los niños del relato, se puso de pie y dijo: ¡Vamos mis amores, ya llegamos! 


Ambos niños se pusieron de pie y bajaron del bus, siguiendo a la señora. 


Como ya iba tarde, los rebasé en la pasarela. Sólo alcancé a escuchar, cuando el niño le decía: 


¿Mamá, cuando sea grande voy a estudiar aquí?




Autor: Edwin Rolando García Caal

domingo, 11 de septiembre de 2011

Presiento que te amo


Hola: 

tenía deseos de verte,

decirte que me has transformado con tu forma de ser.

Dicen que mis actitudes cambiaron, que es un milagro,
Pero yo bien sé,

Que esa, esa mirada tuya,

Es la que me ha hecho sentir esa paz en mi camino,
es la que me ha hecho cambiar de rumbo mi destino

Y yo… presiento que te amo.

Mírame así, que me das la vida, mi amor:

Te amo.

Sabes, 
no quieren ahora dejar,
que nos miremos,
nos quieren separar. 

Ellos no quieren aún comprender,
que yo he cambiado sólo porque en ti hallé
esa, esa mirada tuya 
y es la que me ha hecho cambiar 
de rumbo mi destino,
es la que me ha hecho sentir 
esa paz en mi camino y yo…

Presiento que te amo,
Mírame así 
que das la vida, 
mi amor...

Te amo.

Autor: Edwin Rolando García Caal


Somos iguales

Estoy pensando otra vez, como siempre me pasa. Le doy alas a mi pensamiento y mi mente viaja. Se mueve hacia el pasado. Se mueve hacia el futuro.

Pienso en mi hijo, en lo primero que dijo; en su primera poesía y en su primera fantasía. 

Y mientras miro las estrellas me voy volando con ellas, quisiera que aunque estemos lejos, mi hijo las viera al mismo tiempo. Aunque no estemos juntos…, aunque no sea el momento.

Quisiera que soñara igual que yo, es más…, quisiera que él fuera yo.

Mi hijo me dijo que un día él quiere ser igual que yo. Sonriéndole siempre a la vida, amanecer pensando en Dios. Y en esos instantes yo le respondía, ya eres igual que yo. Ahora tienes que vivir tu vida.

Hasta hoy, he tratado de demostrarle lo fácil que es vivir feliz. Porque la felicidad es una actitud que no depende de la riqueza ni de la pobreza; depende de la decisión que tomemos de regalar una sonrisa y aunque el mundo gire muy a prisa un chiste oportuno a todos cae bien.

Dominar el instinto animal, no está mal, esa cólera que arruga el intestino y que en cuestión de minutos puede arruinar tu destino.

Hijo mío, te quiero como jamás pensé expresarlo y quiero ser un padre a toda madre. No quiero ser un perro que ladre para tenerte sentado, que ya es hasta pecado el solo hecho de pensarlo.

Mi hijo me dijo que un día él quiere ser igual que yo. Sonriéndole siempre a la vida, amanecer pensando en Dios. Y en esos instantes yo le respondía, ya eres igual que yo. Ahora tienes que vivir tu vida.

Mi hijo es un genio con un intelecto sorprendente y antes de botar su primer diente ya leía como un chico de tercero y escribía igual que yo, el mero, mero.  ¿Quién no querría un hijo así? Si ya me lo han envidiado bastante.

A los cuatro años lo grabé en un CD, era su segunda grabación y si hubieran escuchado su canción sabrían que fue genial.

Yo no espero que seas el mejor hijo del mundo, sólo quiero que hagas tu mejor esfuerzo en todo, pero sobre todo, espero que te reconozcas mi hijo, que sepas que te quiero y que te acepto como eres; que entiendo todo lo que haces y te comprendo siempre. Porque la mayoría de veces, en lo que dices o en lo que haces… veo que somos iguales.

…Porque la mayoría de veces, en lo que dices o en lo que haces…
veo que somos iguales.

Autor: Edwin Rolando García Caal


Romance en corto

1999. Algo que alguien dice que no pasó. 

Los recursos tecnológicos cada día se vuelven más accesibles, haciendo accesible también la posibilidad de hacer contactos interpersonales por medio de las redes sociales. 8/06/1998

8 de junio
El: Hola corazón lindo, es un gusto poder verla aquí en el Hi5. ¿Ya se dio cuenta que ganó mi curso verdad? ¿Y qué milagro que apareció en mi computadora?

Ella: ¡¡hola!! Sí. Heee gané su curso... y ¿¿qué tal como lo trata la hermosa vida?? Hasta ahorita aparecí en su compu porque acabo de abrir mi Hi5, resulta que soy nueva en eso de la comunicación cibernética. Si se da cuenta sólo tengo una amiga y usted, porque lo busqué con su correo.

25 de junio
Ella: Hola Lic. FEEEEEEEELIIIIIIIZ DIIIIIIIIIAAAAAAA del Maaeeeeestrooooooo!! Éxitos y que Diosito le siga derramando sabiduría para que día tras día ¡¡¡Ejecute muchísimo mejor su gran profesión!!!

29 de junio
Ella: que rápido se olvida de las personas vdd??????

El: Nada que ver, lo que pasa es que he estado un poco atareado en la oficina. Pero siempre será un gusto charlar con usted. Espero poder encontrarla de nuevo en el Messenger, ok. No me olvide.

Ella: Imposible olvidarse de usted, si ha sido un muy buen maestro. Además no es necesario que nos encontremos en el Messenger. ¿Por qué no me envía mensajes a mi perfil? Vea que este mensaje lo leí en la noche cuando llegué a mi casita.

El: Ok. Entonces le mandaré un saludo cada cierto tiempo.

1 de julio
El: Le envío un caluroso saludo. Que el día le traiga muchas bendiciones. Se cuida.

3 de julio
Ella: ¡¡¡¡hola!!!! jajajaja, a Ud. no hay modo de callarlo jejeje. Gracias x sus deseos.... ¡¡¡¡¡éxitos!!!!! Qué gran cantidad de mensajes me ha enviado. Ud. Tan serio y yo que tengo tantas cosas que contarle.

El: Hola. Si quiere hablar, tal vez podríamos salir a almorzar por ahí, ¿qué le parece?

Ella: Eso me parece magnífico. ¿Pero a dónde me va a llevar?

El: No sé, ¿qué es lo que le gusta? ¿Pollo, pizza, comida china?

Ella: Lo que usted decida, pero que no sea un lugar con mucha gente, porque no me gusta.

El: Entonces la llevaré a comer flautas a un lugar bastante solitario.

Ella: Ok. Le llamo por teléfono para ponernos de acuerdo.


12 de julio
El: Le mando un saludo, así de chiquitito para que quepa en su corazón

Ella: pues gracias aunque lo que quisiera y lo que necesito es un abrazo y un beso suyo....

El: ¿Quiere que nos veamos?

Ella: Esta bien, ¿en donde nos juntamos?

El: ¿La paso a traer a su trabajo?

Ella: Está bien, pero ahora no se vaya a portar tan serio, ¿por qué no me pide que sea su novia?

El: Bueno, creo que eso lo tendremos que tratar en persona.

14 de julio
Ella: ¡¡¡Hola!!! Espero que se encuentre ¡¡¡súper bien!!! Gracias por lo del viernes... por haberme aclarado muchas dudas... la verdad todo lo que pensaba sobré usted es totalmente diferente con la realidad... espero y siempre siga así.... ya que día a día.... llena mi vida y mi corazón, de gran alegría.... con su sonrisa, su sentido del humor, la verdad me encanta.....que tenga un maravilloso fin de semana... Bye... lo quiero mucho....

El: Gracias, yo también la quiero mucho.

5 de agosto:
Ella: Hola mi vida... no sabe el deseo que tengo de verlo.... pues lo extraño mucho.... Le mando un besosososototeeee y un abrazoooooteee.... no se olvide de mí.....

El: Nos veremos pronto, y por supuesto, la extraño mucho. Un B ote con un A ote

8 de agosto
El: Por eso, que me perdonen, si TU VIOLENCIA ME GUSTA pero estoy enamorado y ya no uso la razón, prefiero sufrir torturas a vivir tremenda angustia de quedar, así, apartado de tu hermoso corazón. Te amo.

Ella: Hola mi amor… muchísimas gracias por el poema está súper lindo… me encanta… recuerde que lo quiero mucho y que ya ocupa un lugar súper especial en mi hermoso corazón… je je je… le mando un beso no, mejor que sean un montón de besos y abrazos para que no me extrañe… je je… lo extraño mucho…

El: Gracias, gracias, gracias. Le envío la misma cantidad de besos, para que se crucen con los suyos y nuestros labios los puedan sentir, Jijiji.

15 de agosto
Ella: Cuando siento tus manos sobre mi piel... y estremeces con ternura todo mi ser... comprendo que no he de buscar más... ya que en ti encontré el amor que deseaba y que tanto necesitaba... porque con tu pasión haces que me enrede en un intenso fuego de amor... Eres lo que tanto esperaba… Gracias por entrar en mi vida y en mi corazón...TE AMO…

El: Ooooh, qué bonito. Así que también escribe. Excelente. Muchas gracias por entrar en mi vida. Espero le guste mi compañía.

Ella: Claro que sí mi amor... no sabe qué feliz me siento cuando estoy con usted... entre sus brazos y sus besos... recuerda cuando me preguntó si estaba enamorada de usted y lo que dije fue que aún no... Pues creo que cada día me estoy enamorando más y más de usted... Lo quiero mucho mi cielo...

El: Gracias corazón de cielo, ojos brillantes, y piel de terciopelo.

19 de agosto
Ella: Hola... en serio muchas gracias por el mensaje que envió a mi tel... está súper lindo... que se la pase súper bien... y que tenga un excelente día.... Gracias por ser tan lindo y especial conmigo...

El: Creo que uno sólo puede ser especial con personas lindas, cariñosas y muy sinceras. Y como esas son sus cualidades, no podré ser menos. Ud. es una persona muy pero muy genial para compartir. Gracias por estar a mi lado.

23 de agosto
Ella: Hola mi querido Licenciado... je je je.... espero y no me esté extrañando mucho... como yo a usted...como le dije ayer me duermo pensando en usted, me levanto pensando en usted... y ahora sueño con usted.... ¡¡¡¡¡por favor!!!!! Déjeme en paz... ya no me siga.... ja ja ja bueno sólo deseo que tenga un maravilloso día.... que la pase bien.... y con mucho cuidadito de regreso a casa ok... recuerde que lo aprecio un montón.... y que hoy será eterno el día...

El: Hi, me too.

24 de agosto
Ella: Hola MI AMOR LINDO espero tenga un súper día y que todo le salga muy bien... sabe tengo grandes deseos de verlo hoy....

El: Estamos en las mismas, eso es excelente. La paso a traer a su trabajo.

5 de septiembre:
El: Volví como vuelven los que se dejan vencer por la nostalgia y como podría no hacerlo si aquí se quedó mi corazón encerrado en unos ojos que brillan cuando me hacen el a… gritando y pidiendo ¡¡más, por favor!!

Ella: hola vaya, vaya ya era hora que volviera... me tenía muy abandonada espero que sí haya pensado mucho en mí.... como yo en usted..... Con ansias de volver a verlo.... que tenga un súper día... lo veo más tarde, besos chao....

El: Tengo muchos deseos de verte, y de *//*$*%//()* también, espero que tú desees lo mismo.

Ella: ¿¿¿¿¿qué????? Es eso de *//*  además no sé si lo desee también.

El: Sólo dígame que sí, que de lo demás (que lo desee también) me encargo yo.

7 de septiembre
El: La felicidad siempre tiene un nombre y un apellido. Por eso estoy feliz, porque el nombre de mi felicidad me corresponde de igual manera, se nota en la forma en que me mira y en que me espera, sobre todo cuando no nos vemos de seguido.

Ella: ¿¿¿Hola como esta??? Pues espero que ¡¡¡¡súper bien!!!! Sólo pasaba un ratito para saludarlo y desearle éxito en todas sus labores, recuerde que lo quiero mucho y que es muy pero muy especial para mí.... ojalá no se arrepienta jamás de estar conmigo... y no sabe las ganas que tengo de verlo apenas han pasado 2 días y ya lo extraño demasiado ... dígame qué tanto me ha hecho para quererlo tanto... haaa.... bueno sea lo que sea le ha dado un muy buen resultado ya que cada día me trae...mmmmm.... mejor no le digo si no se va a aprovechar de la situación je je je son bromas amor... Éxitos.... lo amo mucho....

El: Muchas gracias amor por todo lo especial que eres. Sabes, no he encontrado una sonrisa igual a la tuya. Tampoco he sentido otro abrazo semejante. Gracias, gracias. Siempre estoy pensando en ti, creo que eso es bueno, porque me siento muy bien cuando lo hago. Te quiero.

9 de septiembre
Ella: Hola ¡¡¡bebe lindo!!! Que todo te salga ¡¡¡de maravilla!!! Te quiero.... besitos. Hoy no podré verte porque le haremos una despedida a mi jefa, de todos modos otras razones me impiden verte. Tu inteligencia te lo dirá. Te cuidas.

13 de septiembre
El: En esos días como hoy pienso en ti porque me gusta tu figura y tu sonrisa porque presiento que me quieres ya sin prisa y por lo tanto estoy dentro de ti. Me gusta estar dentro de ti así como se siente el aire puro que gustas en lo suave y en lo duro de estar a veces lejos de ti. Pero te recuerdo, porque deseo que tu amor se vuelva eterno, parte de mi sangre y de mis huesos, quiero tus besos y también quiero estar en ti.

Ella: Hola mi ¡¡¡amor lindo!!! Espero estés bien.... sabes hoy es uno de esos días que necesito tanto sentir tu calor... tus besos... tus abrazos… tus caricias... que hacen que se encienda el fuego que hay dentro de mí... sólo tú puedes saciar la sed que tengo de ti... quiero verte hoy, tú me avisas si te espero o me voy ok... te quiero mucho mi cielo...

El: Sin necesidad de avisarte, todas las veces que quieras verme yo también quiero, porque ya estoy no sé donde de ti.

19 de septiembre
Ella: le mando un fuerte abrazo se cuida... saluditos.

El: ¿Sólo eso?

Ella: ja ja ja... ¿¿¿quería más mi cielo???

22 de septiembre
Ella: Hola mi bebe lindo ¿¿¿como estas??? Espero que ¡¡¡súper bien!!! Me tienes súper abandonada ¿¿¿verdad??? Ya no me escribes ya no me llamas, ya ¡¡¡no dices nada!!! Sabes que te quiero mucho... y que ahora ya no puedo estar sin ti....espero tú también sientas lo mismo... y si no pues házmelo saber... OK... sabes a veces pienso que tal vez soy muy inmadura para ti... y que a veces no puedo comprender que tú eres un hombre muy ocupado y que tienes muchas prioridades... pero te aseguro que trato de no hostigarte, y no exigirte nada… lo único que quiero es tu felicidad y si tu felicidad no la encuentras junto a mí no hay problema…. Sólo dilo… te quiero mucho mi querido Lic.

El: Gracias mi princesa. Sabes, lejos, vi más clara tu mirada de princesa. Y hasta un poema reza que todo tiene olor a ti. Desde la primera vez que te vi, me di cuenta que puedes hacerme tuyo cuando quieras.  Para mí siempre será un placer, verte feliz.

27 de septiembre
El: Estuve contemplando tu mirada, como si nada, va pasando el tiempo. Y cambiaste para bien, porque el brillo que reflejas es señal de tu alegría. Cada día te deseo, lo mejor. Mi amor. Eres suave, eres fuego y es mi anhelo, descubrirte un poco más. Ya jamás tendré consuelo apartado de tus labios. Con mi mano, o con tu mano he de llevarte al oasis, donde el agua cristalina te encamina al ancho mar. Caminar hacia tu adentro, eso intento. Creo bien, lo he de lograr.

Ella: hola mi vida ¿como estas? sabes ayer me di cuenta que no puedo estar sin ti.... que día a día te amo más, más y más... y dime ¿¿tú que has hecho en mi??... que cuando tus manos tocan mi cuerpo y con tu lengua rosas mis más delicados sentidos ... haces que entre en una inmensa locura que nadie más que tú me lo cura... cuando siento la dulce miel de tus lindos y tiernos labios... siento que endulzas por completo mi vida.... sabes que a veces pienso que cuando lo tengo todo... y no debo de pedir más... sé que no tengo nada... y cuando tú me dices que no debemos correr porque nos podemos caer... es cuando más de prisa quiero ir... pero a veces me salta la duda... de saber si tú vas a estar conmigo toda la vida... y cuando veo las fotos de tu perfil y veo lo lindo que te ves... me llena el corazón de un inmenso dolor... y por más que quiero no lo puedo controlar.... te amo tanto y se que jamás podre olvidar... tus ricos y lindo labios... tu mirada tan profunda... el calor de tu cuerpo....te amo te amo te amo... y porque no decirlo estoy locamente enamorada de ti.....

3 de octubre:
El: Qué tal el viaje, ¿ya vino?

Ella: hola como está pues sí ya vine... muchas gracias y el viaje todo súper bien... muchas gracias por preguntar..... Bueno se cuida mucho... haaa por cierto ¿¿¿¿¿¿¿¿hoy no hay clases en la u????????

El: No hay, pero de todos modos nos vemos.

Ella: ok lo único que hoy estoy sola entonces no podré salir temprano porque tengo que dejar pasados todos los reportes.... ¿¿¿me esperaría???

El: Claro que sí mi amor, siempre.

5 de octubre
El: Me gusta mucho contemplar tu cuerpo. Y que practiquemos las clases sociales. Tú de poderosa, yo de simple esclavo. Yo de príncipe encantador, tú de sierva de la gleba. Yo arriba practicando a caballo, tú abajo disfrutando que estallo. En fin si estás arriba o estás abajo, yo igual me mantengo disfrutando y tú igual, te mantienes relajando tu ser. Eso es bueno. ¿Cuál es el problema de las clases sociales? No comprendo. Si cuando estoy adentro, ni aunque te obliguen, tú te sales.

Ella: hola mi amor... como estás espero que súper bien... sabe mi bebe... estoy algo preocupa porque no me ha venido mi periodo... y ya llevo 5 días de retraso... yo se que tú dirás que soy una niña y que no sé muchas cosas. Pero igual me preocupa porque no tengo ningún indicio... ¿¿¿¿que hacemos????

El: Tranquila mi amor, si usted es exacta todavía no le toca, recuerde que cuando le hicieron la despedida a su Jefa (el viernes 9), usted estaba con su periodo.

Ella: ok esta bien la verdad creo que me informaré más... porque según yo tendría que haberme venido el 2 pero revisaré mis notas gracias.... ¿Por qué será que se me atrasó?     

                                        El: Jajajaja, ¡Uy qué seria!

14 de octubre
El: Gracias porque sé que está pensando en mí, Yo igual, no puedo apartarla de mi mente. Tal vez estoy cambiando, o quizás estoy demente, pero de mente cerrada, sólo usted está ahí. Pero eso es bonito, porque casi nunca estoy solito, hay recuerdos que remozan mi alegría y en el día camino pensando en aquello nuevo que en su cuerpo descubrí estando yo todito como usted quería ¿Ya le había dicho que la amo?

25 de octubre
Sabes día a día me pregunto por qué tú… Por qué cuando estoy contigo me siento tan bien… Tan protegida tan deseada, amada… Y me hago mil preguntas más…. ¿¿¿¿¿¿??????? ¿¿¿Por qué no te conocí antes??? ¿¿¿Por qué no puedo tenerte siempre??? Por qué si te gusto y me gustas… Si te amo y me amas no podemos ser libres y gritarle al mundo entero que nos amamos con ciega locura... Con la pasión y la fuerza de mi juventud. Con la delicia y experiencia de tu madures… Y que al unir nuestros cuerpos embriagados de amor y de pasión formamos un complemento casi perfecto… me gusta tanto sentir tu respiración sentir tus manos, tu cuerpo sobre el mío… Pero lo que más me gusta es sentirte tan mío… Sentir que me perteneces en cuerpo y alma… Eres lo mas lindo que me ha pasado y contigo he tenido las mejores y más deliciosas experiencias… Has hecho que cuando hago el amor contigo entre en un mundo que jamás había conocido y que solo tú haces llegar. Y cuando me brindas tus miradas y tus sonrisas, me irradias tanta paz, tanta ternura… y aun que con tu boca no lo digas, pero de una forma u otra siempre me dices que me amas como yo a ti… Te Amo tanto mi amor… no lo olvides jamás….

El: Cómo es que me haces suspirar cuando me miras y cómo es que sin quererlo siempre terminamos en lo mismo. Eso es lo bonito de nuestra relación, porque no se trata sólo de tener relaciones; porque estas llegan como conclusión obligatoria de lo que sentimos, no tenemos por qué tener miedo a lo que hacemos, porque te lo prometo, conozco mil parejas que hasta eso ven difícil. Y sobre todo porque eso es la esencia del amor, sentir que estoy siendo poseído por tu cuerpo y que tú sientas lo mismo, o por lo menos lo desees. Eso no tiene nada de malo, todo lo contrario cuando tu cuerpo y tu corazón ya no lo deseen entonces sí tendremos qué preocuparnos porque a partir de ahí seremos una pareja normal. Sin fuego, fría y analítica y posiblemente caeríamos en la costumbre.
  
31 de octubre
El: porque se habrá roto el encanto que hace que nuestros labios quieran estar unidos. Por qué cada vez que te llamo, es la misma respuesta: “hoy no puedo verte porque tengo mucho trabajo”. ¿Y si te espero?

2 de noviembre
El: Cómo has estado, ¿qué tal de lluvias?

Ella: hola ¿¿¿como estas???

El: Aquí, bueno, ahora descansando. Resulta que por la mucha lluvia, se derrumbó un paredón atrás de mi casa, así que la tierra creó una lagunita y el agua se atravesó la pared, entrando por un cuarto hacia la sala, así que estuve barriendo agua, luego cuando dejó de llover me tuve que ir con piocha y pala a quitar tierra, pero todavía no termino. Qué tal por tu casa. Me dicen que este Huracán Mitch ha hecho destrozos en muchos lugares y todavía no termina porque sigue a 290 kilómetros por hora. Esperemos que no llegue a más.

4 de noviembre
El: Quiero estar contigo como luz que te ilumina en la ventana, como la música que te llama cuando piensas en las cosas bonitas. Y con tanto recuerdo espero nunca estés solita.

Ella: tu amor ternura y comprensión llenan mi vida de tanta ilusión es por eso que digo que Dios te hizo exclusivamente para mi... así que espero jamás estar solita.... Yo creo que como esto del huracán ha provocado un montón de cosas, es mejor que esperemos. De todos modos están suspendidas todas las actividades, es mejor que no nos movamos cada quien de nuestras casas. Qué le parece si nos vemos el 15 de noviembre.

7 de diciembre
El: Buenos días mi amor lindo. Te envío todos mis buenos deseos y mi bendición para que puedas superar esta horrible experiencia que te está pasando en este momento. Yo sé que ha de ser un sufrimiento muy grande, pero te pido que te hagas fuerte y logres pasar todas las pruebas que te vienen. Yo sé que la escuela de vacaciones es horrible, y esperé que no tuvieras que estar allí, pero ya que no fue posible evitarla, sólo te pido que soportes ese sufrimiento y que no te asustes con las pruebas. Un beso.

Ella: hola muchas gracias. Sabes mi mayor sufrimiento es que no te podré ver durante un mes... porque si falto a la escuela no tendré derecho de examinarme.... espero y me comprendas y me apoyes como siempre lo has hecho... eres súper especial y te amo mucho... gracias por hacerme tan feliz...

18 de diciembre
El: Tengo un amor bonito, no me lo van a creer. Besitos lleva en su nombre, de besitos, la lleno yo y cuando dice mi nombre yo siento que es con amor.

21 de diciembre
El: Amor, se recuerda que nos vemos hoy.

Ella: Lo siento mucho amor, pero no puedo. Se recuerda que es lo mismo, por haber dejado tantos días de trabajar tengo mucho trabajo acumulado. Igual habíamos quedado en vernos el 15 pero no pude y no he terminado de ponerme al día. Igual creo que tampoco podré ir a la U.

24 de diciembre
Ella: ¿Hola mi amor lindo como estas? ¡Espero que muy bien! Sabes todos los días uno conoce personas, unas amables otras groseras, pedantes, graciosas, bondadosas, etc. Etc. Pero sabes estoy totalmente segura que jamás volveré a conocer a una persona tan grandiosa como TÚ, con tu encanto tan único, tu sencillez, sabiduría, inteligencia, con ese amor que muestras a todos los que se acercan a ti especialmente conmigo… Eres muy lindo, me encantas cuando me besas, me abrazas, cuando me tocas, cuando tus ojos me ven con ternura y ciega locura, me fascina cuando hacemos el Amor, cuando eres un semental en la cama y me siento totalmente protegida, deseada, amada…me gusta cuando me mimas y cuando compartimos juntos ya sea cantando, platicando, etc.etc. Jamás podre describir el gran amor que has despertado en mi por ti… Pero sabes que durante semanas incluso meses me he preguntado porque me enamore de ti… porque tú, porque no pudo ser un chico del salón, un vecino, un compañero de trabajo, no se, tanta gente que podría conocer y aceptar, la realidad no se. Lo he pensado mucho y creo que ya es hora de que cada quien tome de vuelta su camino antes de que sea demasiado tarde y me hagas mucho daño y yo a ti también, yo creo que es el momento en que trates de hacer una verdadera familia como tu lo dijiste familia completa, (esposa, hijos, suegra (o), cuñados etc.) que empieces a ir de nuevo a la iglesia, que tomes de nuevo las riendas de tu vida y pienses no sólo en el ahora si no en tu futuro, yo me he puesto a pensar como seria si tú y yo decidiéramos estar juntos y enfrentarnos a todos, por una parte esta la universidad quienes te despedirían inmediatamente, tu mamá que se opondría y tal vez hasta trataría de que no me vieras, te recuerdas de que está muy molesta contigo por buscar a alguien que no tiene tus mismos estudios, tal vez tu papá también, la verdad no sé y por otra parte esta mi familia yo sé que mi madre jamás lo aceptaría, aquel día que medio le pregunté me dijo que ni loca aceptaría una relación con un mi catedrático y mi familia me recriminaría por enamorarme de un hombre mayor, y eso que no saben todavía que tú eres un hombre divorciado. Amor, ya lo investigué y no podemos casarnos por la iglesia porque tú ya te casaste por la iglesia la primera vez. Y recuerda que mi mamá es tan católica que no aceptaría otra cosa. Quiero que sepas que jamás te busqué por interés, por eso traté de no pedirte ni exigirte mucho, simplemente te amo por lo que eres por tu personalidad, por tu carisma, por el amor que me demuestras y te agradezco por todo lo lindo y hermoso que te comportaste con migo durante este tiempo mil gracias, realmente espero que me disculpes por no decírtelo de frente, lamento ser tan cobarde pero creo que no podría enfrentarme a ti, he tratado de alejarme de ti, y de no amarte tanto pero no puedo y no considero poder verte sin lanzarme a tus brazos y besarte y pedirte que me hagas el amor… lo lamento tanto mi cielo…. Espero y me puedas disculpar…. Alguien que te ama con total entrega… y que jamás te olvidará….

El: Hola amor. Te digo que esta es una forma muy bonita, muy cariñosa y muy profesional de mandarme al tubo. No lo esperaba, pero lo agradezco. Te lo agradezco mucho porque tu distanciamiento con excusas me ha estado matando. Realmente he sufrido mucho estos días en que no te he visto, tocado, sentido, besado, vivido. Y ya sentía volverme loco, con una desesperación que nunca tuve. Imagínate ir tres o cuatro veces al internet para ver si me habías escrito algo, revisar mi teléfono con alegría cada vez que hacía el ruidito de un nuevo mensaje y lo mal que me caía darme cuenta que sólo era una publicidad. Pero ahora que me dices eso, siento que el miedo que tenía escondido para no reconocerlo, por fin salió y bueno, ya no pesa tanto.

Te quiero, te amo, que más te puedo decir, pero esa forma que tengo de quererte hace que no tenga absolutamente nada que reprochar y acepto lo que tú decides, porque creo que lo haces de la forma más consiente que puedo imaginar. Amor cuando tengas tu siguiente novio, por lo que más quieras no te acuestes con él hasta que hayas logrado que firme el acta del matrimonio, así perdurará por siempre tu felicidad y no tendrás nuevos fracasos. Y si él no puede firmar, entonces no lo aceptes, ni le permitas acercarse a ti, que no te toque, porque no quiero que sufras. Y si por razones humanas o biológicas no te puedes aguantar las ganas, mejor búscame a mí, porque no creo que alguien te pueda amar más de lo que te amo yo. Aunque estemos lejos, aunque no me veas, pero en mi corazón te juro que seguirás estando tan cerca de mi como siempre y yo no te haría daño. Adiós, te amo y te extraño. Y te amo de veras, eso no lo olvides ni lo dudes nunca.

26 de diciembre
Ella: muchas gracias por la fotika esta súper linda, lo quiero mucho mucho mucho mucho mucho mi cielo...

El: Hola, es una tarjeta de navidad muy simple, pero me gusta porque con tu foto en el centro todo cambia y todo el arreglo se ve muy bonito. Puedo llegar a traerte sólo para darte el abrazo de feliz año nuevo?

Ella: Si promete que sólo será un abrazo está bien.

27 de diciembre
Ella: Bueno espero y me pueda disculpar por la forma tan infantil que me comporté realmente lamento haberlo hecho sentir tan mal, le aseguro que ayer cuando me despedí me sentía tan mal por lo que le hice.... perdóneme... es que si me llego a subir a su carro, no sé qué pasará. Por eso no quise subirme. Tal vez usted me jure que se va a controlar, pero tal vez yo no. ¿Me perdona? bueno espero que sí, y si no pues sabré sobrellevarlo como lo he hecho hasta el momento... lo quiero un montón y cuando quiera y pueda me llama o me escribe que siempre estaré pendiente de sus correos.... nuevamente lo siento.....

El: ¿Me podría confirmar el mensaje por favor? ¿Es que no sé si entendí mal, pero todo vuelve a la normalidad? ¿Vuelves a ser mi amor?

Ella: No, sólo quiero que quedemos como amigos.

2 de enero
Ella: Que triste fue decirnos adiós. Cuando adorábamos más... Hasta la golondrina emigró... Presagiando el final... Que triste luce todo sin ti, Los mares de las playas se van. Se tiñen los colores de gris. Hoy todo es soledad. No sé, si vuelva a verte después, No sé que de mi vida será Sin el lucero azul de tu ser, Que no me alumbra ya, Hoy quiero saborear mi dolor... No, pido compasión y piedad. La historia de este amor se escribió para la eternidad. Que triste, todos dicen que soy. Que siempre estoy hablando de ti. No saben que pensando en tu amor, en tu amor he podido ayudarme a vivir, he podido ayudarme a vivir. Hoy quiero saborear mi dolor, no, pido compasión y piedad la historia de este amor se escribió para la eternidad, que triste todos dicen que soy, que siempre estoy hablando de ti no saben que pensando en tu amor en tu amor, he podido ayudarme a vivir, he podido ayudarme a vivir, he podido ayudarme a vivir. Es para usted se la dedico.

El: Hola. ¿Y eso que me escribió? Porque ya vi que borró las fotos del Hi5, en donde estamos juntos. Y todas las fotos que yo le tomé. ¿Se recuerda de mí? ¿Por qué no volvemos? Yo estaría dispuesto a todo.

Ella: De veras. Eso es bueno, porque yo me muero de ganas por regresar con usted, sólo tengo unos requerimientos. Usted dirá. Primero quiero que renuncie de la universidad, así podrá llegar a dejarme y a traerme sin tener que escondernos de mis compañeros, quiero que todos sepan que nos amamos.  Y caminar por la calle de la mano, sin  importar el lugar. Segundo, quiero que recupere la casa que le dejó a su ex y que ya no le pase ninguna pensión. Yo lo quiero todo o nada. Tercero quiero que llegue, habla con mi mamá y le diga que está dispuesto a cambiar de religión para que nos podamos casar por la iglesia. Usted sabe que lo amo, pero necesito que me demuestre si también me ama.

El: Lo que me pide es muy difícil. Usted sabe que tengo 6 horas en la universidad y ya pertenezco a la clase C, estaría perdiendo todas mis prestaciones. Lo de la pensión se puede arreglar porque creo que mi ex ya tiene otra persona, pero la casa no se la puedo quitar porque ya la pasé a su nombre.

Ella: No entiendo por qué tuvo que regalarle la casa, y todavía mes a mes va a visitarla para dejarle dinero. ¿Y quien sabe qué más le deja?

El: Esa fue una decisión que tomé hace tiempo, recuerde que ya hace 5 años me divorcié. Eso no se puede cambiar. La casa es de ella.

Ella: ¿Por qué se la dio?

El: Porque la amaba.

Ella: Sabe qué, mejor olvide todo lo que le acabo de decir, con esa respuesta me aclaró todo. 

5 de enero
Ella: hola ¿¿como le va?? Sabe he pasado todo el fin de semana pensando en usted y me alegro mucho que me haya dicho la verdad, aunque sólo tengo un reclamo que hacerle porque me decía que me amaba si realmente ama a su ex esposa. Uno jamás ama al mismo tiempo a dos personas, sabe que yo siempre he pasado cosas en la vida y le aseguro que también me podré reponer de esta, como lo he hecho toda la vida, enfrentar mis problemas y salir siempre adelante, no se preocupe que no estoy enojada, bueno si es que le importa pues... molesta sí estoy pero con el tiempo se me pasará, así que sólo le deseo buena suerte y que todo le salga como lo haya planeado, aunque quiero que sepa que me alegro mucho que ya no estemos juntos, así podré respirar más tranquila y podré andar en la calle libremente sin avergonzarme de nada, bueno se me cuida mucho, y éxitos en todo... Bye.

9 de enero
El: Mi gran amor. Tienes razón. Uno no puede amar a dos personas de la misma forma. A una la amará más y a otra menos. Porque los sentimientos nunca pueden ser los mismos. Y es normal porque a las personas no las conocemos al mismo tiempo. Yo amé a alguien de quien me despedí hace 5 años. Ese sentimiento me hizo tomar decisiones, alocadas si quieres, pero en fin decisiones de lo que sentía en esos momentos. Y por eso fue que me casé con ella, por amor. Y aunque la persona no me correspondió, yo no puedo cambiar de la noche a la mañana y decir jamás la amé, porque hoy lo decidí, porque debe ser así. Eso es algo que uno no puede hacer. Luego te conocí y en poco tiempo el sentimiento que empecé a sentir creció y creció y creció, hasta que llegó el momento en que te dije: te amo. Y eso es una fuerza tan grande, tan profunda que me hizo cometer locuras, incrementar el deseo de verte, pensar y vivir en ti. Creo que lo importante no es a quien amé, sino quien me corresponderá. Así es, el amor es de dos. Es algo que sólo se puede describir con otras palabras por ejemplo con la palabra "confianza", y por el amor que te tengo, yo confío en ti. Comprensión. Porque te amo, te comprendo y sé que es mejor resistir a los embates de la vida si se tiene cierto enojo con la persona que se va. Si tu amor se desvanece así de fácil, te comprendo, había pasado poco tiempo, yo por el contrario seguiré pensando en ti, imaginando que fue lo que no ha podido ser. Porque te amo y el amor también es esperanza. Si te ofendí, perdóname, porque el amor también es perdón.
  
15 de enero
El: Si me dieran a elegir una vez más te elegiría sin pensarlo es que no hay nada que pensar pues no existe ni motivo ni razón para dudarlo ni un segundo porque tu has sido lo mejor que tocó este corazón y que entre el cielo y tu yo me quedo contigo... Si te he dado todo lo que tengo hasta quedar en deuda conmigo mismo y todavía preguntas si te quiero tú de que vas, si no hay un minuto de mi tiempo que no me pasas por el pensamiento y todavía preguntas si te quiero... Si esto no es querer entonces dime tú lo que será, si necesito de tus besos para que pueda respirar y de tus ojos que van regalando vida y que me dejan sin salida y para que quiero salir, si nunca he sido tan feliz que te prefiero más que nada en este mundo...  Si te he dado todo lo que tengo hasta quedar en deuda conmigo mismo y todavía preguntas si te quiero ¿tú de que vas? si no hay un minuto de mi tiempo que no me pasas por el pensamiento y todavía preguntas si te quiero... Ay es que no ves que toda mi vida tan sólo depende de ti...

Ella: hola ¿¿como esta?? Espero que muy bien, gracias por la canción, supongo que ¿¿¿me la dedica??? Que tenga un buen día y le deseo éxitos en todas sus labores diarias...

El: Le gustó, cuando la copié no sólo se la he dedicado, sino que también la estaba cantando. Para usted.

16 de enero
El: Quiero desearte lo mejor en este y en todos los otros días que te esperan. Que la sonrisa inunde tu rostro y la vida te de la virtud de ser feliz. Quiero verte sonreír y que al pasar cerca de ti, tu calor irradie mi camino. Así sabré que estoy vivo. Me encantaría escuchar tu risa, aquella risa de niña bonita que lo sabe todo sobre la felicidad. Quiero tu permiso para imaginar esa cintura, y ese roce de terciopelo que en este momento inunda mi pensamiento.

Ella: muchísimas gracias por sus bueno deseos, sabe no estoy muy alegre y tampoco con una gran sonrisa en el rostro, le deseo lo mejor de lo mejor que siempre triunfe y que cumpla todas sus metas y anhelos, que Diosito me lo Bendiga mucho y le enseñe el camino correcto, para que sea plenamente feliz, por mi parte haré lo mismo trataré de ser feliz con lo que tengo y por lo que soy.... espero verlo algún día y poder verlo a los ojos y no sentir nada más que sentimientos de amistad....

El: Ya le había dicho que…

27 de enero
El: Yo no sé que debo hacer, pero sigo pensando en ti.

Ella: Podría hacerme un favor, ¡Ya no me escriba nada! Por si no se ha dado cuenta ya lo eliminé de mis amigos del Hi5. Ese libro ya está cerrado. Comprende. De todos modos ahorita lo acabo de bloquear, para que ya no me pueda enviar mensajes. Que le vaya bien.

8 de junio de 1999. En el primer aniversario de algo que alguien dice que no pasó. 

Autor: Edwin Rolando García Caal. Guatemala. Impreso en papel por Editorial Rc Vinci