SAT: un expediente a resolver y una multa que pagar
Edwin Rolando García Caal
En el pasado
próximo reciente se me ocurrió comprar un vehículo. Nada novedoso, dirán
algunos. Eso sucede más veces por segundo que lo que uno hace al respirar. Pues
bien, así sucedió. Decidí ahorrarme el pago de un tramitador debido a
experiencias ajenas. Me contaron de tramitadores que piden a los propietarios
Q146, llenan un formulario (Q1), pagan en BANRURAL (Q120), sacan la solvencia
de la MUNI (Q25) y entregan dicha papelería a los nuevos propietarios cobrándoles
Q600 por sus servicios, para que cada uno continúe con el trámite. En otras
palabras estafan a la gente y sin embargo se les ve todos los días en el mismo
negocio. A la SAT esto no le interesa porque sucede fuera de sus oficinas. Esos
son los malos tramitadores, porque los otros cobran Q800 y entregan la
papelería ya resuelta. El asunto es cómo diferenciar a los buenos de los malos.
Yo como una
persona estudiada pensé: El trámite es fácil y no amerita el pago de los Q800.
A buen entendedor pocas palabras. Así que en el mes de noviembre decidí pedir
permiso en mi trabajo para realizar tan aventurado trámite. Como era el tiempo
de la nueva tarjeta de circulación las colas se veían interminables, pero eso
hacía obligatorio el traspaso del vehículo sobre todo porque quien me lo vendió
había extraviado el título de propiedad. Así que madrugué y a las 6 de la
mañana ya estaba allí. Sin embargo, alrededor de unas 300 personas delante de
mí me demostraron que debí madrugar un poco más. Eso realmente era un caos.
Pasé todo el santo día entre sentado en el suelo y parado. Cuando observé en el
reloj que eran las 16:45 supe que era imposible seguir esperando. Ese fue mi
primer intento fallido de un trámite en la SAT. Terminé pagándole a un abogado Q800.
En el mes de enero de este año me entregó todo. Bueno, eso creí, pero en
realidad lo que me entregó fue el nuevo título endosado a mi nombre y la nueva
tarjeta de circulación pero a nombre del anterior propietario.
El viernes 20 de
abril de 2012 decidí hacer mi segundo intento. Consulté la página de internet
(portalsat.gob.gt). Allí hay un link que señala el procedimiento para traspaso
de vehículos persona individual. Documento 1: Formulario SAT 203. Documento 2:
Original y fotocopia de formularios SAT 820 para pagar Q60 y Q60. Documento 3: Haber
pagado el impuesto de circulación del año. Documento 4: Llevar título de
propiedad endosado por notario. Documento 5: Presentar tarjeta de circulación
original. Documento 6: Solvencia de EMETRA. Documento 7: cédula original y
fotocopia. Eso no me quedó tan claro, sobre todo por la nueva Ley 4-2012 que
modifica los procedimientos de compraventa de vehículos.
Decidí llamar al
1550 para ampliar la información. Me hicieron esperar tres minutos pero al fin
respondieron. Pregunté proporcionando los datos del vehículo y me dijeron que
debía pagar Q500 de IVA, Q60 de traspaso, Q60 del nuevo título y una multa por no haber hecho el traspaso en
los 30 días reglamentarios. Pregunté de cuanto era la multa para pagar de una
vez. Me dijeron que primero fuera a la SAT a la ventanilla de cobranzas, ya que
tenía que llenar un formulario SAT 0811 y pagar en el banco. Asimismo me
dijeron que tenía que tener pagado el impuesto de circulación de este año en la
agencia más cercana a una oficina tributaria y actualizar mi RTU. Afortunadamente,
de la vez anterior tenía un formulario SAT 15 para la actualización del RTU.
Fui a la SAT con
el siguiente plan. Entrar. Actualizar mis datos. Pedir la multa, ir al banco,
pagar todo, hacer la cola de traspaso de vehículos y listo. Llegué a las 7:30 a
la SAT de Galerías del Sur. Afortunadamente no había mucha cola, si mucho era
de unas 20 personas. De todos modos pregunté a un agente de seguridad que cuida
la puerta de la SAT. Me señaló un escritorio para información de vehículos. Así
que me situé justo en la puerta para iniciar la ejecución de mi plan. Tenía en mi poder un expediente por
resolver y la claridad de que tenía una multa que pagar. Entré a consultar al
escritorio de información de vehículos, el señor que me atendió me dio un listado
de requisitos y un formulario SAT203, me recordó que tenía que pagar 100, 60 y
60. Le pedí un formulario para la multa y si me podía decir el monto. Me señaló
una cola para solicitar formularios y me dijo que para saber el monto de la
multa tenía que preguntar en el escritorio de cobranzas. Había unas 30 personas
haciendo cola para comprar formularios y el paso estaba demasiado lento. Al fin
llegué, pedí el formulario de multas pero la señorita que atiende me dijo que allí
no lo daban. Tenía que pedirlo en cobranzas. ¡Hice cola por gusto! Me mandaron a hacer la cola fuera de la SAT,
para poder pedir un número y que me atendieran en cobranzas. Por lo menos la
señorita que vende los formularios me recomendó pedir dos números: uno para
actualizar datos y otro para pasar a cobranzas por el cálculo de la multa.
Hice una cola de
unas 25 personas. Llegué hasta el lugar en donde se dan los números
electrónicamente. Pedí los dos números y la señorita que los entregaba me dijo
que tenía que escoger, porque sólo daban un número por persona. ¿Actualizar mis
datos o ir a cobranzas? Escogí actualizar datos. Me dieron el número A135. Al
entrar hay un salón gigante con cien sillas en el centro y muchas pantallas
para que cada quien lea el número de la ventanilla a la que le corresponde
pasar. Igual que en los bancos, se la pasa uno escuchando la frase: “el número
A ciento treinta y cinco, pasar a la posición tres” Esa era la frase que
necesitaba escuchar. Para pasar tuve que esperar un buen rato. Pero se llegó el
momento. Escuché la frase de mi número, me levanté rápidamente y cuando había
dado unos tres pasos de cinco, se escuchó la otra frase: “el número A ciento
treinta y seis, pasar a la posición tres”. Llegué y me senté en el escritorio
frente a una señora que realmente no inspira nada de confianza. Me preguntó,
usted tiene el número 136, le expliqué que no, que tenía el 135 porque ese
número había llamado primero. Me dijo, si no tiene el número 136 hágame el
favor de retirarse. Usted tenía que estar atento a su número. Le expliqué que
sólo esperó 10 segundos para llamar al otro número, para eso ya estaba una dama
con el número 136 a la par mía. De la forma más grosera que se puedan imaginar
me mandó a la calle. No usó malas palabras, pero como si las hubiera dicho. El
error fue claramente de ella porque le ha de temblar la mano y pulsó dos veces
la llamada. Me sentí humillado, como me iba a decir que soy lento si estaba
sólo a cinco pasos de ella y ni siquiera me dio tiempo de llegar. ¡Qué le pasa!
Acaso no sabe que gracias a los impuestos que nosotros pagamos es que ella
tiene para comer. Si llegara el momento en el que nosotros los contribuyentes
cansados de ser maltratados nos pusiéramos en rebeldía tributaria todos a la
vez, veríamos como esa vieja cabrona se estaría muriendo de hambre. Perdón por
las palabras, pero eso fue realmente humillante.
Fui directamente
a donde dan los números y pedí otro, explicando que se me había pasado. Me
dieron el número A203. Sentado pensaba, como es que uno termina aquí, con todos
los estudios, puestos importantes y logros profesionales propios, a merced de
lo que una persona sin cultura y abusiva le pueda decir. Afortunadamente me
senté lejos de las sillas del centro porque pude observar otro altercado. Según
dijeron era el supervisor. Un fulano que empezó a ordenar a la gente de las
sillas del centro según su número, para que ocuparan las sillas y se fueran
corriendo cada vez que llamaban un número, eso me pareció ridículo. Paró a toda
la gente y les empezó a decir, aquí el número 140, aquí el 141,… ¿Qué le pasa?
Decía para mí. ¡No importa en donde estén sentados, igual su orden saldrá en la
pantalla! Cuando gritó mi número, yo me hice el loco. Pero pude observar a un
profesional muy honorable que conozco. Un Licenciado que me dio clases en la
Universidad, ya ha de rondar por los 65 años de edad. Estaba sentado de lo más
tranquilo, cuando llegó el “supervisor” ¿Su número? Enseñó el 341. Hágame el
favor de levantarse que allí no va ese número. El Licenciado le respondió, no
se preocupe cuando salga en la pantalla yo me levanto. Hágame el favor de
levantarse de allí. No puedo, estoy cansado señaló el profesional. Señor si no
se levanta lo voy a tener que levantar a la fuerza. Tranquilo, yo estoy
esperando mi número. ¡Hágame el favor y se sale de aquí! ¿Cómo así? ¿Lo está
sacando de las oficinas de la SAT? ¿Lo expulsa porque no hace caso a su capricho?
Se hizo un relajo, una gritazón de la gran diabla. El Licenciado se levantó,
fue al dispensador de agua y tomó un vaso, disimulando que en realidad era otro
el asunto que lo había obligado a levantarse. Volví a pensar. ¿Cómo es que uno
termina aquí? Pero en realidad aún no sabía lo que me esperaba.
Luego de mucho
tiempo, llegué a la ventanilla 4. Actualicé mi RTU y salí. Fui a pedir otro
número, ¿Recuerdan? Un número para pasar a que me calcularan la multa. Me
dieron el E424. Me fui a sentar de nuevo, a esperar la frasecita. Cuando llegué
el señor que atiende preguntó ¿En qué le puedo ayudar? Le informé que tenía una
multa por no haber hecho el traspaso a tiempo. Hizo otra pregunta: ¿Ya le
establecieron la multa? Dije a eso vengo. Responde tiene que traer impresa una
boleta de requerimiento denominada Anexo 5. Para eso debe ir a las ventanillas
de vehículos pero debe haber pagado primero en el banco los montos fijos,
porque la multa se aplica sobre el formulario SAT203 ya registrado por el banco,
según los datos impresos por el banco. Me pareció lógico. Así que salí y fui al banco. Hice cola, unas
10 personas. Pagué. Hice nuevamente cola desde afuera de las oficinas de la SAT
porque los agentes de la puerta me dijeron que era obligatorio. Luego de 25
minutos llegué a la maquinita que emite los números. Ya no estaba la señorita
que me atendió primero, ahora había un caballero. Me dio el número I307. Nuevamente
sentado frente a los escritorios, esta vez esperé si mucho unos tres minutos. Me
atendieron en la ventanilla 26, una señora. Me revisó el expediente y me dijo:
tiene una multa. Una noticia importante ¿No creen? La multa es por no haber
pagado diez días después de la compra el IVA. ¿Me puede decir de cuánto es la
multa? No lo sé. Me imprimió un formulario ANEXO (5) y me dijo pase a Cobranzas
para que le digan de cuanto es la multa. Fui con el mismo que me había atendido
le dije vengo a que me calcule la multa y me dijo: ¿Tiene número? No, ya había
venido aquí y fui a sacar la boleta de requerimiento. Tiene que sacar número,
señor. ¿Otra vez? Señor si no trae número no lo puedo atender. ¡Esto ya me
parece un jueguito que no me gusta jugar! Ya no salí, fui directamente a pedir
el número a la maquinita. Me dieron el número E654. Me fui a sentar.
Con el paso del
tiempo llegó mi turno. Calculó y me dijo su multa es de 51.5 el banco está a la
vecindad. Salí, hice cola en el banco. Pagué. Regresé, le dije a los policías
de la entrada que ya tenía número. Me dejaron entrar. Fui con la mujer de la
ventanilla 26 esperé que se desocupara y pasé. Me dijo. ¿Tiene número? No
señorita, usted se quedó con mi número. Señor si no tiene número no lo puedo
atender. Todos están esperando a que les toque su número. Fui nuevamente a la
maquinita y pedí el número. Me dieron el
número I391 avancé hasta las sillas y resulta que el número ya había pasado. Así
son de eficientes.
Regresé a pedir
otro número explicando que se me había pasado. Me dio el número I396. Me tocó
en el escritorio 23. Al fin pasé. Un fulano revisó mi papelería. La arregló
pero hacía caras como si todo estuviera malo. Preguntó: ¿Quién llenó el
formulario SAT203? Le dije: Yo. ¿De dónde sacó esta fecha? Del endoso del
certificado de propiedad. Esa no es, debe anotar la fecha en que la SAT emitió
el certificado y no la fecha en la que se hizo el endoso. Por esto le tendré
que poner una multa. Llenó un ANEXO 5 con el texto: Informe revisión de
documentación y datos en sistema/boleta de requerimiento. Gestión traspaso.
Mala consignación de datos en SAT 4053. Fui a traer un número para cobranza. Tuve que
escuchar un sermón del que da los números. ¡Esta es la última vez que le doy
número, señor! ¡Usted está a cada rato sale que sale, se supone que ya debe
traer toda su papelería revisada! Fui al
escritorio de cobranzas. Me dijeron su multa es de 15 quetzales. Fui al banco y
pagué la multa. Luego fui a pedir otro número para pasar a vehículos. Me dijo,
no le doy número. Yo le dije, tengo que pasar, necesito un número porque sólo
me mandaron a pagar una multa. Me dijo. No. Debe esperar a que su número
anterior salga en la pantalla. ¿Qué es esto? Un nuevo atropello. Ya estoy
chino.
De lo más
molesto fui al escritorio 23. Como el fulano no estaba me senté a esperar. ¡25
minutos! La señorita del escritorio 22 me dijo. ¿Cuál es el trámite que usted
está realizando? Porque mi compañero probablemente ya no regrese. Pero si es un
traspaso yo lo puedo atender luego de atender al señor que está aquí. ¡Gracias,
por fin una persona amable! Pasé con ella, me revisó la papelería y me dijo: Señor,
no le puedo aceptar la papelería. Porque la orilla izquierda de la fotocopia de
su cédula no se ve y no lo acepta así la auditoría, además no viene la
fotocopia de la pasta trasera de la cédula. Le dije que esa fotocopia nunca se
pedía. Me dijo es necesario tener toda la cédula fotocopiada. Vaya a sacarle
fotocopia y regresa directamente conmigo, no necesita pedir otro número. Fui corriendo
al segundo nivel, hice una cola de 5 para sacar la fotocopia. Al volver estaba esperando
a que ella se desocupara, pero resulta que el fulano del escritorio 23 regresó
a su lugar. Entonces me fui a sentar
frente a su escritorio porque allí era que me estaban atendiendo inicialmente.
Me ignoró, programó su computadora y llamó al siguiente número. Cuando llegó la
otra persona me dijo, señor por favor ceda el asiento, yo a usted no lo he
llamado, hágame el favor de irse a sentar a las sillas. El del ticket pasó.
Mientras, la del escritorio 22 le dijo, pero a él lo estabas atendiendo. Él le
dijo, sí pero ahorita no lo he llamado. Él debe esperar a que lo llame. Ella me
dijo. No se preocupe señor, yo lo atiendo, sólo me desocupo. Bueno, ese gesto
de amabilidad todavía me dio esperanza. Pero la actitud del otro fulano ¿qué le
sucede? Acaso cree que soy tan tonto de no darme cuenta que está haciendo
trámites de gente que no está en el lugar y que por eso llega a pegar tarjetas
de circulación a la pantalla de su computadora y se ausenta de su lugar por
ratos.
Cuando la señorita
del escritorio 22 me atendió nuevamente revisó mi papelería. Y me dijo: Señor,
lo siento mucho. Yo sé que lo hemos hecho venir varias veces pero no le puedo
aceptar la papelería. En la computadora me aparece el nombre del vendedor como
Simón y en el título de propiedad aparece como Semón. Le tendré que poner una
multa. Llenó el ANEXO 5 con el texto: Multa omitir/consignar NIT erróneo,
alterar u omitir datos en documentos, art. 94 numeral 2, CT última línea. Me lo
entregó diciendo: pase sin pedir número allí a cobranzas, vaya detrás de esas
tres personas que están haciendo cola sin número. En mi reloj eran las 16:52
¡Estaban a punto de cerrar! Fui sin pedir número. Pero el de la ventanilla de
cobranzas nos dijo a los tres que llegamos: por favor tienen que ir a pedir
número como todas las demás personas. Yo le dije, ya no me van a dar número
porque el que da los números me dio un ultimátum y dijo este es el último que
le doy. Señor, haga el favor de ir a pedir número, sí le van a dar uno. Le dije ya no me van a dar más números, he
pedido demasiados. Disculpe señor pero si no trae número no lo atiendo.
Le supliqué. ¿Se
imaginan? Le dije con toda la humildad posible: hágame el favor, ya sólo faltan
8 minutos para las 5 y parece que a las 5 cierran. Contestó de lo más
tranquilo: Vaya a pedir un número por favor.
Fui a pedir el número y me dieron el E696. Me fui a sentar, con un
desconsuelo y una frustración total. Me llamaron cuando eran las 5 con 04
minutos.
Al atenderme me
imprimió un SAT 0811 con valor de 15 quetzales. Iba hacia el banco pero ya
habían cerrado la puerta. Le dije al portero, un señor gordo con gafete de
trabajador de la SAT que estaba en la puerta abriendo para que la gente
saliera. Solo voy a pagar una multa y regreso. Me dijo si sale ya no entra.
Entonces no salí. Regresé con la señorita de la ventanilla 22, me mandó
esperar. Cuando me atendió le dije. Ya no me dejan salir. Ella conversó con el
de la ventanilla 23, ¿ya no los dejan salir? Él le dijo: sí lo van a dejar
salir. Dígale al portero que lo estaremos esperando con la multa pagada. Que nosotros
trabajamos hasta las 6 de la tarde con
las personas que ya han iniciado el trámite. Fui con el portero y repetí lo que
ellos dijeron. Él respondió: ¡si yo digo que está cerrado, está cerrado! Si
sale ya no entra. -Pero ellos dicen. ¡No entra! Entonces regresé a quejarme con
ambos (22 y 23). Allí con ellos estaba el que daba los números. El portero dice
que ya no me dejará entrar y este señor dice que ya no me dará números. Los de
ventanillas le preguntaron Ya no, el dijo, ya no porque ya cerré, ya son las 5.
Pero el portero si puede dejarlo entrar. Anda a hablarle. Vayan, dijo a varios
que estábamos en la misma situación. Díganle que siempre hay personas después
de las 5, lo que pasa es que él es nuevo. Fuimos entre 4 y le dijimos. Dice que
como usted es nuevo no sabe, pero que tiene que dejarnos entrar. Ya enojado
respondió: ¡A mí nadie me manda! Díganles que me lo vengan a decir a ver quién
se atreve. Señor comprenda, sólo tengo que pagar una multa. Vaya a pagar su
multa. De todos modos si sale ya no entra. Le dije, no se preocupe me voy a
quejar. A lo que respondió, quéjese con quien se le pegue la gana, con el
presidente puede quejarse. Mi nombre es Luis y usted aquí ya
no entra.
Entonces me paré
en la puerta de la SAT por el lado de afuera, allí estaba, tenía
en mi poder un expediente por resolver y la claridad de que tenía una multa que
pagar.
Por suerte leí. Vi
que la multa tenía como fecha de vencimiento el mismo día. Así que fui al banco
AGROMERCANTIL porque el BANRURAL ya estaba cerrado. Para colmo de males, en esa
ventanilla me dicen, el formulario está malo. Le explico cómo va a estar malo
si lo imprimieron en la SAT y ellos me dicen no le pusieron el periodo al que
corresponde, si no lo corrige, disculpe pero no puedo cobrárselo. Yo no sé
ustedes, pero a mí ya me convencieron. Creo que debo pagar un tramitador. Tal
vez lo normal es darle de comer a esa gente y un sobresueldo a los servidores
públicos que cobran los impuestos. La experiencia de hoy me ha demostrado que
existe toda una estructura preparada para obligar a la gente a pagar
tramitadores. Pagar 800 por un trámite que en mi caso, con todo y multas no
pasa de 228 quetzales.
Amigo lector,
amiga lectora. Todos los datos aquí expuestos son verdaderos y verificables.
Siento decirle que en esta historia, desgraciadamente no me ganó la
imaginación. A quienes sí creo que les ganó la imaginación fue a quienes
pusieron que la SAT pretende ser una institución moderna, con prestigio y
credibilidad, que administra con efectividad y transparencia el sistema
tributario, porque sus empleados demuestran todo lo contrario.
1 comentario:
Comprendo muy bien su frustración, Dr. Edwin; también pase por algo similar al momento de registrar mi título de PC. Son unos desgraciados los que atienden. Tuve que pagar a un tramitador para lograr ese registro.
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